Revista Espiritualidad

Mis razones para ser estúpido

Por Chocobuda

gira-gira

estupidez
De estúpido y -ez.
1. f. Torpeza notable en comprender las cosas.
2. f. Dicho o hecho propio de un estúpido.

El proceso de lo que llamamos espiritual no es un proceso cognitivo que puedas estudiar en mil libros. La memoria o los títulos no tienen nada que ver con la espiritualidad.

Ser espiritual es un proceso mental, sí. Es un proceso existencial que no va en proporción al tiempo invertido en leer memes lindos en redes sociales o en leer libros de superación personal.

Tampoco se llega a ser espiritual por colgarse cuarzos en el cuello o colorear mandalas.

Llegar a ser espiritual solo puede suceder al permitir que la Vida se manifieste a través de uno. Esto se logra al guardar silencio.

Callar es algo que vemos como debilidad. De hecho es una desventaja ante la vida. La cultura nos obliga a siempre gritar por nuestros derechos y a expresar lo que sea que nos venga en gana, sin pensar en la responsabilidad o consecuencias agregadas que la palabra traiga consigo.

Hemos llegado al punto de que estar sin hablar nos aterra y causa angustia.

Pero para el zen el silencio es una herramienta muy poderosa de crecimiento y de unión con la Vida.

Callar por completo es posible sólo si dejas de pensar demasiado en ti.

Si creas ideas como “soy inteligente” o “soy hermosa”, es imposible guardar silencio porque estos pensamientos egocéntricos provocan una avalancha de fantasías y autoengaños imposibles de detener.

Para poder sentir el Silencio hay que entender que ser estúpido es bueno. Reconocer que en realidad no sabes absolutamente nada de la existencia es maravilloso.

Es cuestión de mirar a tu al rededor. Mira la lámpara. ¿Sabes qué es la luz? ¿Sabes qué contiene lo que comes? ¿Conoces todas las piezas que conforman tu computadora o tu auto? ¿Sabes cómo funciona la fuerza de gravedad? ¿Sabes cómo funciona tu propio sistema endocrino? ¿Conoces todas las calles de la ciudad? ¿Sabes todas las capitales de todos los países?

Pero más allá, ¿en verdad necesitas saber las funciones de todas las moléculas de una flor para disfrutar de la presencia de un girasol?

Ser muy inteligente es ponerte mil cadenas porque de pronto tienes explicaciones y cálculos para todo. Buscas la razón de todo y la chatarra mental jamás se detiene.

En el momento que asumes que hay valor en tus pensamientos, ya no hay manera de detenerlos.

Creer que lo eres todo, que lo sabes todo es permitir que el sufrimiento inunde todos los rincones de tu experiencia.

No importa cuán sabios, bellos o exitosos, la realidad es que somos bastante ignorantes.

Y esta es una razón poderosa para apreciar la estupidez. Permitirnos ser estúpidos es liberador porque al aceptarlo podemos mirar la vida por lo que es, por primera vez.

Admitiendo que no lo sabemos todo, que no conocemos a todas las personas, nos da oportunidad de sorprendernos y de aprender de las cosas más simples.

Ser estúpido es dejar de lado lo que sabemos para cancelar la mente prejuiciosa y las opiniones que nos estorban para disfrutar lo que nos rodea.

Ser estúpidos nos da amplitud de movimiento para no dejarnos aplastar por las personas que lo saben absolutamente todo.

La liberación de nuestras cadenas autoimpuestas llega al entender que nuestros pensamientos no valen absolutamente nada. Son sólo moco mental que se recicla mil veces por segundo.

Este reciclaje es altamente adictivo porque nos hace sentir como Albert Einstein de barrio y nos da un sentimiento de control y superioridad que jamás termina.

La espiritualidad comienza con la estupidez y se cancela cuando llega la inteligencia.

Así que sólo por hoy date permiso de ser estúpido. Podría ser lo mejor que hagas en años.


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