Se trate de vinos o de restaurantes, en mis notas suelo indicar una valoración que me permita situarme en una escala de valores. Estas semanas pasadas, algunos amigos, en público o en privado, me han pedido que empiece a hacer públicas estas apreciaciones. Nunca me han gustado las escalas numéricas, con cifras que ocultan una falsa objetividad tras el velo de la evidente, necesaria e intransferible capacidad subjetiva de quien está comiendo y bebiendo. De forma por completo natural (eso fue lo que primero anoté cuando me encontré ante una gran cantidad de botellas que tenía que probar), empecé hace años con este sistema de asteriscos y flechas. Los asteriscos indican una gradación, de menos a más interesante para mí. Las flechas indican capacidad de mejora y de llegar al siguiente asterisco. O incapacidad de mejora y, por lo tanto, posibilidad de que vaya para atrás mi valoración.
Esto no tiene mayor secreto: no pretendo que nadie comparta o asuma lo que escribo o valoro. Es, sin más, mi sistema. Y si a alguien puede ser útil esta indicación, estaré encantado. Asumo, por lo demás, las críticas habituales a cualquier sistema subjetivo de valoración porque el mío, claro, también lo es y no tiene más valor que ése. Si unís valoraciones con las palabras que describen, tendréis una idea más precisa de por dónde van las cosas. Uno de esos amigos se quejaba, precisamente, de esto: dos vinos excelentemente descritos, con palabras parecidas y que uno podría haber pensado que merecían una puntuación parecida, eran en realidad valorados de forma muy distinta. Asumo, aunque no me guste, que con las palabras no basta. Ahí van, pues, mis valoraciones a partir de hoy.
∅
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Puesto que mi límite siempre ha estado en los cinco asteriscos, no ha lugar una flecha hacia arriba que apunte a una mejora tras ellos. Para mí, un vino o un restaurante con cinco asteriscos es el máximo. El mínimo no es un asterisco, es ∅, y representa un vino o un restaurante como ejemplo de catástrofe absoluta en todos los sentidos, tambien el de la presentación. Para mi suerte, muy pocas veces he tenido que anotar eso en la libreta. Jamás para un restaurante. Más de una vez para un vino...