Revista Cine
Molly’s game (Aaron Sorkin, 2017. EEUU & CHI & CAN): contundente, plausible (aunque no perfecta) y repleta de energía, primera realización de Aaron Sorkin, nombre de prestigio dentro del cine norteamericano gracias a sus aportaciones desde el escritorio de guionista (es la cabeza pensante de series de prestigio como El ala oeste de la Casa Blanca y de maravillas como La red social o La guerra de Charlie Wilson). La historia real de una joven promesa del deporte (fue esquiadora olímpica) que se hizo de oro montando partidas de póquer clandestinas entre ricachones entre los que se incluía a estrellas de cine (parece ser que Ben Affleck, Leo DiCaprio o Tobey Maguire estuvieron presentes en esas veladas) o deportistas de élite, pero que se las acabó viendo con la justicia… y con la mafia rusa, que fue casi peor. Chastain, además de belleza, ofrece una interpretación poderosa, aderezada por el buen hacer de la pluma de Sorkin, que juega con la estructura además de con el diálogo y los recovecos de la moralidad, convirtiendo unos habitualmente tediosos 140 minutos en un entretenido espectáculo adulto.