Revista Cine
El único reproche que le puedo hacer a Morelia 2011 -con la calidad de la programación en competencia no me meto: los programadores sólo programan, no hacen milagros- es que debería haber más funciones mañaneras para prensa y/o críticos y que las funciones vespertinas para público e invitados deberían estar mejor sincronizadas. En algunas ocasiones, entre la salida de una función y la entrada a otra había hasta una o dos horas de tiempo libre que, la verdad, más bien resultaron tiempo muerto. Aunque, para ser francos, también hubo forma de aprovechar esta "des-sincronización": como no había nada que ver en competencia, entré a ver el estreno internacional de Al Filo de la Mentira (The Debt, GB, 2010), espléndido thriller moral y de espionaje dirigido por John Madden. Como supongo que la película tendrá estreno comercial muy pronto y probablemente volveremos a ella en ese momento, déjeme apuntar mi entusiasmo por el extendido reparto maduro (Helen Mirren, Tom Wilkinson, Ciaran Hinds) y su contraparte juvenil (Jessica Chastain, Marton Csokas y Sam Worthington, interpretando las versiones jóvenes de los tres actores antes mencionados), por la vigorosa realización de Madden -no sabía que el director de Shakespeare Enamorado/1998 tuviera tantos... recursos-, por la inteligente estructura narrativa que presume la cinta y por su plausible centro moral en el que el peso de la verdad busca imponerse.La verdad, la memoria, el pasado, son también el centro de La Maleta Mexicana/The Mexican Suitcase (México-España-EU, 2011), documental en competencia dirigido por Trisha Ziff, de quien vimos en alguna emisión de Guadalajara su anterior filme, Chevolution (2011).El documental podrá ser todo lo convencional y académico que usted quiera, pero los testimonios recabados, las lúcidas cabezas parlantes -entre ellas la de Juan Villoro- y la historia misma -el descubrimiento en 2007 de una maleta que contiene 45 mil negativos de los fotógrafos Robert Capa, David Seymour y Gerda Taro tomados en la Guerra Civil española- provocan que uno dificilmente despegue los ojos de la pantalla. Sí, es otra cinta más sobre el exilio español, pero el tema no se agotan fácilmente, como lo demuestra esta informativa y muy profesional cinta. Todo un profesional y un caballero resultó serl Volker Schlöndorff, me han dicho quienes lo han tratado en el festival. Yo lo vi un par de veces dentro del cine: estuvo sentado a un par de filas en donde yo estaba en la función de Las Razones del Corazón (Ripstein, 2011) -qué pena con los invitados, me cae- y, luego, llegó de último minuto -de hecho, la cinta inició tarde porque lo estabámos esperando- a ver Vámonos con Pancho Villa (México, 1935), la versión restaurada que la Filmoteca de la UNAM puso a circular el año pasado. Otro que se encontraba en la misma sala es el ubicuo colega Robert Koheler que salió con los ojos brillantes de la sala, genuinamente entusiasmado. Más entusiasmado aún, de hecho, cuando le conté que el final que vimos en la sala -el desenlace "antiguo", con Tiburcio Maya alejándose caminando sobre las vías del tren- era el "blandito", pues el otro final, el más duro y cruel, fue censurado, aunque puede verse en el DVD respectivo. Eso me recuerda que tengo que enviarle la liga de ese final alternativo. Ahorita vuelvo... Esta entrada final continuará...