Este es el mensaje que recibí un día de febrero, a través del formulario de contacto del blog: algo distinto a los mensajes que habitualmente se dejan caer por ahí, y desde luego suficiente para captar mi atención.
Me pasé de los nueve a los doce años actuando en producciones de la Metropolitan Operam que fácilmente superaban las tres horas de duración, acompañanado a figuras como Luciano Pavarotti y Placido Domingo. Hoy en día, hago canciones en mi dormitorio que no llegan a los tres minutos, y son mucho más asequibles para mis cuerdas vocales.
Este es mi nuevo sencillo — “Ten Ton Park” (via Soundcloud):
https://soundcloud.com/auditoriummusic/ten-ton-park
Deseando lo mejor para tí y tus oídos, recibe un saludo:
Spencer Berger (Auditorium)
Lo cierto es que ya había recibido otro mensaje de Spencer en enero, a propósito de la exuberante “My Grandfather Could Make The World Dance” , pero como se suele decir, se me había pasado, y entre unas cosas y otras no le había hecho ni caso. La cuestión es que -juro que tengo por costumbre hacerlo- cuando , esta vez sí, hice click sobre el enlace proporcionado en el mensaje y escuché el tema, aquello fue un inmediato “ehhh… esto no está NADA mal”. A aquella primera cata le siguió la escucha inmediata de un segundo tema: éste que protagoniza la entrada de hoy, y principal responsable de que se pusieran en marcha todos los mecanismos necesarios para que responda a nuestro cuestionario el mismo Spencer, el geniecillo detrás de unas canciones que claman por ser escuchadas como merecen.
The Songs We Love: Si no te importa, me gustaria empezar por sortear uno de los obstáculos más peliagudos a la hora de acercarse a tu trabajo. Lo cierto es que aunque nuestra estúpida manía de etiquetarlo todo no deja de ser un tic innecesario, sí que es un hecho que es difícil explicar a qué suena exactamente la música de Auditorium. Para ello, me vería obligado a utilizar una construcción tan compleja como “Owen Pallett en una cabaña arrebatado por el espíritu glam que empapaba los primeros trabajos de The Hidden Cameras”. Échame una mano: ¿Cómo presentarías la música de Auditorium a una persona que no la haya escuchado nunca?
Spencer Berger: Me gusta esa definición… ¡creo que debería apropiármela! Yo diría que Auditorium simplemente es el sonido de un chico tratando de darle forma a todo el barullo de cosas que pasan por su cabeza. Hace tiempo que decidí no preocuparme demasiado por el género de la música que hago, y en su lugar concentrarme en hacer algo que realmente me guste.
TSWL: Una cosa que me interesó mucho de tu biografía fue leer acerca de tu temprana experiencia en los escenarios junto a figuras como Placido Domingo o Pavarotti. ¿Cómo se vive algo así cuando tienes 12 años? ¿Eras plenamente consciente de la talla artística de esas personas? Lo digo porque al igual que hay niños que admiran a Spiderman o Harry Potter ¿eran ellos de algún modo una especie de “superhéroes” para tí?
S: Empecé a cantar en la Ópera Metropolitana a los nueve años, y estuvé haciendo aquello durante los tres años siguientes.. Para ser honesto, no sabía mucho acerca de la ópera, de antemano. ¡Y en ese momento, mis héroes no eran los tenores, sino jugadores de béisbol! Pero el hecho de estar rodeado de gente con tanto talento si que acabó siendo una experiencia que me afectó mucho, y me enseñó que tendría que aprender muchísimo si realmente quería dedicarme a la música.
TSWL: No sé si conoces el proyecto de Active Child: su música fluye por coordenadas sonoras bastante parecidas a las de tus canciones, aunque en última instancia él tira más por los sintetizadores, mientras que tú pareces optar por un sonido más orgánico. En ambos casos, sin embargo, encuentro que se trasluce el enorme peso de una educación musical clásica (algo muy evidente en el cuidado modo con que modulas tu propia voz) ¿Hasta qué punto esta influencia de la clásica es algo que muestras intencionadamente, o por el contrario se trata de un legado que es imposible esconder?
S: La verdad es que no conozco a Active Child, tendré que investigar eso que me comentas… Contestando a tu pregunta, creo que la formación clásica es prácticamente imposible de disimular. Cuando empecé a componer canciones, en mi adolescencia, intenté por todos los modos posibles que mi voz sonara más… “rock’n’roll“, pero aquello no acababa de funcionar. Parecía alguien intentando desesperadamente sonar así. Así que al final decidí que en lugar de intentar ser alguien que no era yo, tenía que aceptar mi realidad, y sonar como yo mismo. Una vez que di ese paso, componer empezó a ser mucho más divertido, en la medida en que tenía una mayor libertad al no tener que “encajar” en ideas preconcebidas.
TSWL: Hablemos ahora del trabajo que estás a punto de publicar: tu nuevo disco llega casi cuatro años después de las primeras ediciones de “Be Brave“, un disco que la crítica acogió con elogios, y que sin embargo no fue conocido como merece. ¿Qué diferencias vamos a encontrar en tu sonido con respecto a aquel debut? ¿Crees que hay una evolución de aquellas primeras composiciones a los temas más uptempo del posterior EP (“Nights Worth Living“), que ha desembocado finalmente en tu sonido actual?
S: Lo cierto es que lo he pasado bien, utilizando sonidos e instrumentos que no había usado con anterioridad. Una novedad importante, por ejemplo, es que en este nuevo disco he utilizado la percusión por primera vez… Cuando trabajo en nuevas canciones, creo que intento obligarme a hacer cosas que de alguna forma me asustan, aquellas en las que no estoy demasiado seguro de cómo va a ser el resultado. Si no trabajo con esa presión, creo que al final el resultado normalmente se escora hacia algo un tanto soso…
TSWL: Para los que aún seguimos enamorados del disco como objeto (y pese a haberme visto obligado a comprar tus canciones en formato digital en Bandcamp, por lo mucho que me gustaban), esta es casi una pregunta obligada: ¿Hay planes de edición de ese futuro disco en formato físico? ¿Hay título, sello discográfico…?
S: ¡Me pasa lo mismo que a tí! Me gusta la sensación de tener los discos físicamente en las manos, leer las notas interiores… y sí, puedes estar seguro de que habrá una edición física del nuevo disco. Ahora mismo estoy en pleno proceso de enseñarlo a algunos sellos y tal, aunque en modo alguno rechazo la posibilidad de que acabe auto-editándose. Y aunque sí que hay un título, si no te importa, ¡creo que de momento prefiero guardármelo!
TSWL: Vamos entonces con “My Grandfather Could Make The World Dance“, una de -es una opinion- tus mejores canciones hasta la fecha, y desde luego uno de los estribillos más exultantes que has compuesto. ¿Qué significa esta canción para tí? ¿Crees que has conseguido en este tema algún logro en particular?
S: Bueno, cuando la escribía… creo que estaba pensando en algunos recuerdos de mi infancia… en gente que tuvo un enorme impacto en mí cuando era pequeño. Esta canción en particular, me costó un poco acabarla: la melodía y la estructura estuvieron claras muy rápidamente, pero me llevó algunos meses sentirme convencido con respecto a la letra.
TSWL: Suena como algo que te afectara personalmente… ¿Hasta qué punto la composición de una canción como esta funciona como una “terapia” para el artista , de modo que en primer término se trata de ti, y luego invitas a todo el mundo a participar de ese sentimiento? ¿Crees que este tipo de canciones son el resultado de una determinación personal, o por el contrario es como si “ya existieran”, y tu papel es más bien el de darles salida?
Creo que escribir canciones es en cierto modo, parecido al trabajo que hace un arqueólogo. A veces tienes suerte y das con un gran fósil de dinosaurio, la idea inicial de la canción. Entonces empieza la parte más tediosa: desenterrar todo lo que hay alrededor, y tratar de recomponer el conjunto a partir de los fragmentos desenterrados. Excavas, y excavas y excavas, y a menudo encuentras otros huesos sobre los que no tienes nada muy claro . Algo en plan: “puede ser la mandíbula… pero también podría ser la cola”. Puede ser muy confuso, a veces, y a menudo es un trabajo agotador, pero cuando finalmente logras que todo encaje en su sitio, la sensación es maravillosa.
TSWL: Por último, y de forma análoga a como lo hicieron los Butcher Boy, Scissors For Lefty o Many Things en su momento, me gustaría que recomendaras a nuestros lectores una canción correspondiente a cada una de las categorías del blog.
* Revelaciones: una canción reciente que te entusiasma.
“Beast Monster Thing (Love Isn’t Love Enough)“, de Car Seat Headrest
* Canciones Escondidas: ese tesoro oculto que todo el mundo debería descubrir.
“Waltz of the Tennis Players“, de Fraser & DeBolt
* Greatest Hits: Un clásico sin el que no podrías vivir.
“God Only Knows“, deThe Beach Boys
* Guilty Pleasures: supongo que no hace falta explicarlo.
“Poison“, de Bell Biv Devoe
Publicado en: RevelacionesEtiquetado: 2015, Active Child, Auditorium, Pop de cámara, The Hidden CamerasEnlace permanenteDeja un comentario