Louie Cordero al lado de una de sus estatuas. Louie es el de la derecha. ¿O era al revés?
Existe una leyenda urbana en Filipinas, que dice que había una vez (o tal vez hubo muchas veces) un hombre que estaba cantando “My Way” de Frank Sinatra en un karaoke. Más que cantarla, la estaba destripando a conciencia, con una cuchilla de afeitar mellada. Otro de los presentes no pudo aguantar más cómo destrozaban una canción tan hermosa. Sacó una pistola y le pegó cuatro tiros. Yo, que el juez, le hubiera absuelto.
Sabiendo lo pasionales que son los filipinos y su amor por las armas de fuego, la anécdota hasta puede que sea real. Lo único que no me cuadra es lo del filipino desafinando. Tienen muy buen oído. Tal vez estuviera tan borracho que sólo le salieran gallos en lugar de corcheas.
El artista filipino Louie Cordero se ha inspirado en esta historia/leyenda urbana para su instalación “My We”, que ha presentado en la Bienal de Arte de Singapur de 2011.
El resultado de su trabajo sólo puede ser clasificado como “kitsch” en su variedad cachondona. No quiero escribir más sobre la instalación, porque nada de lo que escribiera podría ser más divertido que la obra de Cordero.