Revista Vino
"Naltres" es una de las formas dialectales del catalán de las tierras de poniente con la que sus hablantes se refieren al pronombre "nosotros", "nosaltres". Es tan importante en catalán que el diccionario descriptivo y etimológico que recoge todas las variantes históricas del idioma (el Diccionari Alcover-Moll) nos ofrece más de 26 variedades fonéticas del pronombre. Procede del latín nos alteros, "nosotros, todos los que no somos los otros" (me atrevería a traducir) y es una forma redundante, enfática, rica y poderosa de definir a los miembros de una comunidad que no pertenecen a otra. Estos, sin duda, son los de la cooperativa L'Olivera, fundada hace ya más de 40 años por un puñado de jóvenes que creía en la igualdad en un sentido pre-revolucionario: todos podemos aportar algo a un proyecto común, cada cual desde su propio concepto de igualdad y de competencia. No todos servimos para todo, no todos somos buenos para todo, no todos tenemos las mismas competencias y habilidades. Juntándolas todas en ese "Naltres"/nosotros enfático y poderoso, somos capaces de arrancar y hacer progresar cualquier proyecto.
Eso es la L'Olivera, en Vallbona de les Monges (DO Costers del Segre y DO Catalunya) y en Can Calopa (serra de Collserola, Barcelona): la integración de un grupo de personas con distintos niveles de disminución intelectual en un proyecto alrededor del cultivo de la tierra: viñedos y olivos. Todos viven la cotidianeidad del "Naltres" común con entrega y alegría, con seriedad y con ambición de superar problemas y retos. Y de este proyecto, que tiene sus raíces más profundas en el paisaje de secano, hermoso e intenso, de la vall del río Corb, nacen grandes aceites y vinos, con certificación ecológica. No voy a destacar a nadie porque todos aportan mucho, cada cual a su nivel de capacidad y conocimientos. Hace años que bebo los vinos de la cooperativa y el salto positivo que están dando desde hace tres o cuatro me dice que este proyecto, también a nivel vínico, va para arriba, imparable. La madurez de las ideas, la preparación de las personas, el nivel de la reflexión en lo que se hace en el campo, las variedades con que se hace... Suelos de fondo de río de profunda erosión, llenos de arcilla, cal y cantos rodados; "costers" y muros de piedra seca; lluvia muy escasa pero buen drenaje y capacidad de conservación de la humedad; viento del mar que, entre los 400 y 700 msnm, aporta aquello que el cielo no ofrece: respiro, paz y humedad, por las tardes; viento del cierzo que aporta ventilación y fungicida natural, por las mañanas.
Y este Naltres 2013 que es, también, un poderoso símbolo de la comunidad por la que lleva su nombre. ¡Sus nombres! Todos los nombres del vino, más de 40 (todos ellos en la etiqueta), aportan trabajo, sensibilidad y conocimiento que atraen por su poderosa fragancia y se dejan beber por su agilidad y frescura. Garnacha del país, que le da volumen y sabores. Trepat que le da textura y ligereza. Touriga nacional y cabernet sauvignon, que le dan cuerpo y esqueleto. La combinación de cepas funciona y el conjunto, el vino, se revela como sinónimo de la fuerza de la comunidad, del "naltres". Sólo la garnacha ha tocado la madera (ocho meses) y el resto se ha hecho vino con una maceración semicarbónica de grano entero e inoxidable. 15%. Es un vino reposado pero con una carga frutal tremenda, intenso. Si se toma en verano, 14 ó 15ºC le irán de maravilla: algo fresco, vamos. El vino es su paisaje en la copa: bosque bajo, hierbas aromáticas (buqué garni con laurel, tomillo y orégano). Es intenso pero no pesado. Ágil. Arcilla y yesca. Coca de cerezas: levaduras, madurez y acidez, todo en uno. Fragante y sincero como el campo de secano tras un buen chaparrón de estío. Un poco de canela, un mínimo de clavo de especia. Pimienta roja. Zarzamora madura. La frescura de la fruta, la fragancia del campo, la ligereza del trago. Por 9€: no pido más.