Revista Cultura y Ocio

Nana

Publicado el 20 abril 2012 por María Bertoni

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Especial. Cobertura BAFICI 2012
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Nana
Antes de iniciar la reseña sobre esta película suscripta a la competencia internacional de la 14ª edición del BAFICI, un reproche ajeno al trabajo de la directora Valérie Massadian: ¿cómo es posible que en un festival internacional los subtítulos en español para un film francés traduzcan “papi” (se pronuncia papí) por “papá”? El error es grave en cualquier relato, pero sobre todo en uno cuya protagonista parece no tener padre y establece una relación especial con su abuelo (“nono” es el equivalente correcto en castellano rioplatense).

Errores como éste enojan en general y todavía más en una película tan cuidada como Nana (debe leerse Naná; a no confundir el apodo de una nena con el apócope de niñera o con el mote infantil para “dolor” o “lastimadura”).

Massadian ambienta en la campiña francesa la historia de una chiquita de cuatro años que aparece en escena cuando su abuelo y quienes trabajan con él matan a un chancho. Sus comentarios y preguntas en tanto testigo precoz del sacrificio anuncian un protagonismo respetuoso del universo infantil, cuya versión gala dista de parecerse a la nuestra (rara vez los adultos franceses crían a sus hijos de manera ñoña y sobreprotectora).

Nana impacta por su calidad fotográfica, por el desenvolvimiento ante cámara de la pequeña Kelyna Lecompte (también por las actuaciones de Marie Delmas y Alain Sabras), por un guión que propone la crónica de una rutina en principio plácida pero con elementos angustiantes para el espectador (y lo que apartenta ser un fresco se convierte en relato angustiante y algo sórdido).

Como su compatriota Tomboy, este film también merece ser candidato favorito en la competencia internacional del presente BAFICI. Los cinéfilos interesados todavía tienen tiempo de verlo mañana viernes y el sábado.


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