Revista Cultura y Ocio

Nicanor (19 años). Palma de Mallorca

Por Gaysenace


Nicanor tiene tan sólo 19 años, pero en su corta vida ha sufrido personalmente las consecuencias de la homofobia y la crueldad con la que algunos niños actúan contra aquellos a los que menosprecian con insultos por su supuesta orientación sexual. “Me han pegado, me han insultado e, incluso, tuve que cambiar de instituto hasta que, a los 15 años, con la firma de mis padres, me vi obligado a abandonar los estudios”. “Una pena”, añade, “pude haber llegado muy lejos si hubiese seguido. Cosas de la vida”.
La cruel realidad que Nicanor describe en su testimonio desgarrador es, desgraciadamente, una situación que sufren diariamente muchos niños y niñas. Y no todos tienen el mismo límite ni la misma tolerancia a las agresiones. No significa que unos sean más fuertes que otros. Sólo son niños y niñas que se ven arrinconados y agredidos de manera injustificada y cada uno elige el camino que es capaz de asumir.
Nicanor, de Palma de Mallorca, asegura que el acoso en los dos centros en los que cursó sus estudios le ha hecho crecer como persona: “me quité la barrera que tenía gracias al apoyo de mi familia y la gente que conozco”. Sin embargo, no puede evitar que el dolor se siga reflejando en su rostro.
“Me hacían corros, me pegaban. No comía, no dormía. Fingía estar mal para no ir al colegio al día siguiente”. Fue hilando excusa tras excusa hasta que dijo basta.
Hoy trabaja en lo que siempre le ha gustado. Es estilista y se siente plenamente recompensado por el apoyo que ha tenido de su jefe y sus compañeros.
No ha tenido nunca pareja, prefiere ir de picaflor, “vivir la vida sin dar explicaciones”.
¿Cuál es su consejo para los que temen desvelar su sexualidad? “Que se quieran como son, que tienen que ser fuertes, que no se oculten”.

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