Revista Ciencia

No es Dogma, es Paradigma

Publicado el 31 mayo 2012 por Alf

Como sabréis, ya que lo he comentado en alguna ocasión, suelo escuchar el programa de divulgación científica Partiendo de Cero, de Onda Cero (a través de su podcast, ya que la emisión es a horas un tanto intempestivas). Durante un par de programas estuvieron hablando de la figura de Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina y descubridor de la naturaleza de las neuronas: Antes de él, se pensaba que el tejido nervioso era un único elemento, una especia de red continua que se extendía por el cuerpo. Ramón y Cajal afirmó sin embargo que dicho tejido estaba formado por células independientes, y que dentro de cada una, la información viajaba siempre en la misma dirección (concretamente, desde las dentritas a los axones).

En repetidas ocasiones, se hizo referencia a su descubrimiento como dogma. Así, se dijo que Ramón y Cajal estableció un nuevo dogma, que sigue vigente hoy en día. Tal vez alguno considere que soy demasiado purista, y que doy demasiada importancia a la semántica, pero usar el término «dogma» es un error. La ciencia no tiene dogmas, tiene paradigmas.

¿Qué es un dogma? Bueno, veamos qué dice el DRAE al respecto:

1. m. Proposición que se asienta por firme y cierta y como principio innegable de una ciencia.

2. m. Doctrina de Dios revelada por Jesucristo a los hombres y testificada por la Iglesia.

3. m. Fundamento o puntos capitales de todo sistema, ciencia, doctrina o religión.

La primera definición es sí misma una contradicción, a menos que le demos otro significado a la palabra «ciencia». La ciencia no tiene principios innegables. Ni siquiera los principios de la termodinámica lo son (aunque hasta el momento, ningún experimento ha podido contradecirlos). Por supuesto, si una teoría no ha podido ser refutada de forma experimental, explica los fenómenos que observamos, realiza predicciones exactas, y es coherente con el resto de teorías, parece lógico asumir que es cierta, y actuar como si lo fuera. Y si alguien afirma que no lo és, habría que pedirle una evidencia de ello.

La segunda definición alude directamente a los dogmas de fe del Cristianismo, por lo que es obvio que no aplica.

La tercera definición es la más laxa, y podría ser aplicable, si consideramos que un fundamento o un punto capital no es algo innegable e irrefutable. Sin embargo, creo que la mayoría de la gente no usa esta acepción. Cuando hablamos de dogmas, nos refermos a verdades incontestables. Y en ciencia no hay de eso.

Aunque al descubrimiento de Ramón y Cajal se conoce como «doctrina de la neurona», la palabra que necesitamos es «paradigma». En ciencia, un paradigma es un marco o conjunto de teorías, que se toman como ciertas, y sirven de base para desarrollar otras teorías. Así, la mecánica clásica newtoniana, por ejemplo, es un paradigma. El que se acepte un paradigma como algo cierto, no quiere decir que sea un dogma. En cualquier momento, nuevas evidencias empíricas o nuevos razonamientos pueden cuestionar nuestro paradigma, y podrían llegar a cambiarlo. Siguiendo con el ejemplo de la mecánica newtoniana, cuando Einstein desarrolló su teoría de la relatividad, se cambió de paradigma.

Lamentablemente, parece que la RAE va con retraso. En la edición actual del DRAE, encontramos tres acepciones, ninguna de las cuales encaja con lo que he mencionado. Hay que ir al avance de la 23ª edición para encontrar una nueva acepción:

2. m. Teoría cuyo núcleo central se acepta sin cuestionar y que suministra la base y modelo para resolver problemas y avanzar en el conocimiento; p. ej., en la ciencia, las leyes del movimiento y la gravitación de Newton y la teoría de la evolución de Darwin.

Y aún así, hay un matiz que no me acaba de convencer, ya que un paradigma sí que se puede cuestionar. Aunque sólo cuando hay evidencias en su contra, claro, no por el placer de ir contracorriente.

Tal vez alguno piense «eso es hilar demasiado fino» o «este tío se la coge con papel de fumar». Pero creo que un programa de divulgación científica nunca debería calificar una ley, teoría o paradigma científico, como dogma. La ciencia no es dogmática, por mucho que los amantes de las pseudociencias o los que tienen complejo de Galileo [1] lo repitan. Los que sois asiduos a este blog y acostumbráis a leer todos los comentarios, sabréis que más de uno se ha pasado por aquí y acusado a la ciencia de dogmática. Aunque habrá quien lo haga sólo por el placer de «trolear», creo que hay quien lo hace por desconocimiento. Para la mayoría de nosotros, el primer contacto serio con la ciencia se hace en el colegio. Y por lo general (al menos en este país), la enseñanza sí que es bastante dogmática. Te enseñan fórmulas y ecuaciones sin explicarte cómo se llegó a ellas. Así que al final uno termina pensando que la ciencia es un puñado de fórmulas y afirmaciones que alguién inventó porque sí. Y eso es un gran error. Por eso creo que usar la palabra «dogma» en este contexto, transmite una idea muy equivocada.

1. Con «complejo de Galileo» me refiero a la tendencia de algunos de compararse con este personaje, recurriendo a argumentos del estilo «Galileo también contradijo lo establecido, y tenía razón».


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