Revista Opinión

No es el Islam, somos nosotros

Publicado el 09 enero 2015 por @igarro @igarro

“Ésta es la historia de un hombre que se cae desde un piso cincuenta. El tipo, mientras va cayendo, repite sin cesar para tranquilizarse: -“Hasta ahora todo va bien, hasta ahora todo va bien… hasta ahora todo va bien…” Pero lo importante no es la caída, si no el aterrizaje…

(El odio, película dirigida por Mathieu Kassovitz en 1995).

Chérif y Said Kouachi no son héroes. Muy a su pesar, pero sobre todo muy al pesar de los inocentes asesinados y de los 1.100 millones de musulmanes que han visto su nombre emborronado por tan desleal acción. Son y han sido unos asesinos. Pero ellos, en su caída libre, pensarán “hasta ahora todo va bien”.

No hay mayor cobardía que escudarse en un ideal, portar el estandarte de una noble causa para cometer la mayor de las tropelías como es matar a otras personas. El subterfugio con el que acabamos con la vida de otros es que portan distintas banderas en un campo de fútbol, que tienen unos ideales políticos diferentes o son de otra religión. Deleznable.

¿Cómo es posible que alguien nacido en Francia y que en su niñez pudo haberse reído con las tiras cómicas de alguna de sus víctimas, sea capaz de entrar con un AK 47 y liarse a tiros? Algo falla en nuestra sociedad y no lo queremos ver.

Preferimos excusarnos en el radicalismo, en la maldad patológica del ser humano, en la segmentación entre buenos y malos… cualquier excusa es válida para no darnos cuenta de que gran parte de culpa es nuestra. Nosotros no apretamos el gatillo y ni siquiera tenemos la capacidad de evitar que alguien lo apriete, pero esta sociedad está herida de muerte y nos tapamos los ojos. “Hasta ahora todo va bien”-repetimos como un mantra mientras caemos en picado.

Llamémosles terroristas. Digamos que pertenecen a una banda organizada. Señalemos que tienen apoyo económico y logístico de gentes malvadas. Pasemos de puntillas por el hecho de que para entrar en una redacción de una revista y matar a unos humoristas solo hace falta la determinación de asesinar. No es necesario ninguna planificación previa, como no la han tenido Chérif y Said (entraron en un edificio que no era la sede de Charlie Hebdo, se olvidaron un DNI en un coche, dejaron huellas y atracaron gasolineras porque no tienen dinero ni para echar gasolina). Obviemos nuestra responsabilidad.

Digamos que toda la culpa es del Islam, cerremos el espacio Schengen, votemos a la extrema derecha, quememos mezquitas, retirémosle la palabra a nuestro vecino magrebí, pidamos que nuestros hijos no estudien con ellos, aborrezcamos sus costumbres, hagamos una cruzada contra los “culpables”, caminemos hacia un choque de civilizaciones, reforcémonos en la idea de que nosotros somos los cuerdos y los diferentes a nosotros, los locos.

Así está el patio. #DiarioDeUnPerdedor pic.twitter.com/PLVvQfMEWY

— Iván R.G. (@Igarro) enero 9, 2015

Estos dos chicos son franceses, de padres inmigrantes. Huérfanos desde pequeños. Han pasado por varios hogares de acogida. Chérif quería ser preparador físico pero lo más alto a lo que llegó fue pizzero e intento de rapero. Consumía drogas blandas, le gustaban las mujeres y el alcohol como a cualquier joven.  El problema nace cuando dejas de ser tan joven y no ves futuro. Y no lo ves, porque no lo hay. Y no lo hay porque nunca lo ha habido de donde él viene.  Aquí es donde algo empieza a no ir bien y se acerca el duro aterrizaje.

En un momento dado todo ser humano necesita sentirse parte de algo, útil y querido. Amado espiritual y materialmente, ser importante para ciertas personas. En eso radica nuestro éxito. Se nos juzga por lo que somos y por lo que tenemos. Chérif y Said nunca se han sentido parte de nada, porque nunca lo han sido. Hasta que conocieron el radicalismo que les promete felicidad futura vengándose de los que se la han negado en el presente.

El Odio

Esta película narra las peripecias de tres jóvenes residentes en un suburbio parisino. Su falta de futuro hace que la caída sea constante. Viene a narrar algo parecido a la vida de Chérif y Said y a la de tantos millones de seres humanos sin perspectivas que sobreviven en ciudades europeas esperando sentirse parte de algo.

No es el Islam, no es el Cristianismo, no es el ateísmo. Somos nosotros. No usemos conceptos creados por los humanos para justificar nuestros propios errores.

Chérif y Said, yo nunca os podré perdonar. No sé si Alá lo podrá hacer, pero me temo que tampoco:

si alguien mata a una persona (…) es como si hubiera matado a toda la humanidad; y si alguien salva una vida humana, es como si hubiera salvado la vida de toda la humanidad.” (Al-Ma’idah, 32)”


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