La segunda parte de la primavera es en Asturias una época interesante para los ornitólogos. En los meses de mayo-junio se pueden observar individuos de algunas especies que ya no están en paso migratorio, ya que éste transcurre antes de su observación, ni están criando porque Asturias cae mayormente fuera de su área de reproducción. Son lo que podemos llamar "no reproductores".
El águila pescadora Pandion halietus es una de las especies de las que muchos años se registra algún ejemplar de estos primaverales. El día 12/05 pude observar un ave en la ensenada de Bañugues que fue insistentemente acosado por córvidos.
Estos individuos no reproductores pueden ser aves inmaduras, que aún no han alcanzado la madurez sexual, o bien adultos que por diversas razones (falta de pareja, fallo en la puesta, etc.) no han podido criar ese año. Tal es el caso de este grupo de tres espátulas Platalea leucorodia que localicé el día 13/06 en La Granda, con un ave del año pasado y dos adultos.
Espátulas que al día siguiente ya eran cinco ejemplares al sumarse otros dos adultos al grupo. Uno de los adultos observado ambos días portaba anillas, siendo originario de la isla holandesa de Vlieland donde fue anillado en junio de 2018 como pollo. Aparte de varias observaciones en su lugar de origen el otro registro de este ejemplar se produjo en septiembre de su primer año, como invernante.
En la foto anterior se pueden observar acompañando a las espátulas sendos ejemplares de dos de las no reproductoras más frecuentes en Asturias, la garceta, que se observa tanto en embalses como en estuarios costeros, y la garza real.
Es frecuente que en los estuarios costeros una vez finalizada la migración prenupcial se queden algunas aves no reproductoras, como es el caso de dos archibebes comunes que llevo viendo esta semana en la ensenada de Llodero.
Y también es habitual el registro de algunas aves marinas que se quedan por la costa de forma divagante. Hoy mismo observé un ejemplar de charrán patinegro de pesca en la bahía de Lluanco.
Lo importante de estos ejemplares no reproductores es que en no pocas ocasiones actúan a modo de pioneros. Van explorando nuevas zonas y con el tiempo y si las condiciones les favorecen se convierten en reproductores. Tal es el caso de la cigüeña blanca, que en los últimos años ha vuelto a criar en algunas zonas de Asturias, en especial en la altiplanicie de La Espina, donde este año hay varias parejas con pollos.
O el más reciente ejemplo de la garza real, de la que poco a poco comienzan a establecerse unas pocas parejas en territorio asturiano. Una de ellas ha hecho su nido en el parque de Ferrera en Avilés, y ya han volado nada menos que cuatro pollos. Esta foto corresponde a uno de los pollos en sus primeros días de vida allá a finales del mes de abril.