Pocos dudan del papel que jugó la radio el 23-F y de su decisiva contribución para frenar el golpe. La transmisión interrumpida de la SER, José María García a las puertas del Congreso, el minúsculo transistor de Abril Martorell… Esa noche, en Murcia, el director de Radiocadena, Adolfo Fernández, desconectó las marchas militares que emitía RNE para dar vivas a la Constitución y luego al rey, tras emitir TVE su mensaje contra los golpistas. La antena se la abrió al presidente del Consejo Regional, Andrés Hernández Ros, que intervino desde el paraje donde se ocultaba.
Hasta los estudios de RNE en Murcia llegaron esa tarde un coronel de Ingenieros, un capitán del Cesid y un cabo de la Policía Militar con armamento y órdenes de emitir el bando de Milans del Bosch. El técnico Andrés Moreno lo tuvo que grabar, bajo la presentación de Fernando Alonso y la lectura del citado coronel. El capitán pidió un aparato de radio para comprobar si salía al aire. Se emitió dos veces esa tarde/noche. El director, José María Gil Espinosa, gozó de la compañía de tan inesperados huéspedes hasta entrada la madrugada, cuando otro bando, también emitido en RNE, derogó el anterior.
En la Casa de la Radio, en Prado del Rey, a Pity Alarcón le sorprendió la irrupción de Tejero en el Congreso presentando un programa junto a Joaquín Ocio. Siguió esa noche a pie de micro, con el respaldo del director de RNE, Eduardo Sotillos. En 1983 se convertiría en la primera mujer que dirigió una emisora territorial; la de Murcia, precisamente.
La noche de los transistores sirvió para revitalizar un medio que el 23-F decidió apostar resueltamente por la democracia. Profesionales de la radio pública en la Región, como Paco García o Diego Gómez, así como otros muchos ya ausentes de la existencia vital que diría Unamuno, nunca olvidarán aquellas intensas horas de zozobra e incertidumbre.
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