Revista Cine
Los callejones más sórdidos de Nueva york se quedan sin retratista
Tener que escribir sobre un artista recientemente fallecido siempre es una tarea complicada, pero se vuelve realmente dolorosa cuando hablamos de un hombre que a sus 86 seguía en activo a pesar de su lucha contra la leucemia. No en vano una de las mejores películas que nos ha dejado Lumet es de 2007, Antes de que el Diablo Sepa que Has Muerto. Aunque seguramente el realizador será recordado por un puñado de clásicos con canas como Tarde de Perros o Sérpico, que cimentaron las bases del policíaco de los 70 a la vez que la carrera de un pimpollo Pacino. Lo más veteranos se quedarán con 12 Hombres Sin Piedad, y a los más jóvenes les sonará por uno de sus trabajos menos logrados, Declaradme Culpable (si, la de Vin Diesel con pelo).
Su legado se compone de una de las visiones más crudas del ser humano, con un cine siempre centrado en ese "otro lado" que todos somos capaces de sacar, y que a pesar de la carga moral siempre resultaba en trhillers de lo más amenos con Manhattan como principal escenario. Estas declaraciones extraídas de una entrevista que reproducen en el artículo de El País define perfectamente su visión: "Hay muy buenas historias que contar relacionadas con el lado oscuro del ser humano. Y si creas razones que justifiquen las decisiones de los personajes, te sale una buena película".
Tener que escribir sobre un artista recientemente fallecido siempre es una tarea complicada, pero se vuelve realmente dolorosa cuando hablamos de un hombre que a sus 86 seguía en activo a pesar de su lucha contra la leucemia. No en vano una de las mejores películas que nos ha dejado Lumet es de 2007, Antes de que el Diablo Sepa que Has Muerto. Aunque seguramente el realizador será recordado por un puñado de clásicos con canas como Tarde de Perros o Sérpico, que cimentaron las bases del policíaco de los 70 a la vez que la carrera de un pimpollo Pacino. Lo más veteranos se quedarán con 12 Hombres Sin Piedad, y a los más jóvenes les sonará por uno de sus trabajos menos logrados, Declaradme Culpable (si, la de Vin Diesel con pelo).
Su legado se compone de una de las visiones más crudas del ser humano, con un cine siempre centrado en ese "otro lado" que todos somos capaces de sacar, y que a pesar de la carga moral siempre resultaba en trhillers de lo más amenos con Manhattan como principal escenario. Estas declaraciones extraídas de una entrevista que reproducen en el artículo de El País define perfectamente su visión: "Hay muy buenas historias que contar relacionadas con el lado oscuro del ser humano. Y si creas razones que justifiquen las decisiones de los personajes, te sale una buena película".