Como quiera que, tras un año y medio sin actividad, el blog sigue siendo visitado, e incluso valorado, por un grupo de seguidores. Por otra parte, habiendo desaparecido las causas responsables del largo parón, quiero comunicar, a mis más leales seguidores que empezaremos de nuevo a publicar entradas, con mayor o menor frecuencia, en resumen, que horno para bollos y pan, sigue vivo.
Este año y medio, podemos considerarlo de reflexión, o, mejor, de reciclaje y formación a modo de los mejores profesionales, o simplemente, de puras y simples vacaciones del blog y sus lectores.
Evito comentar, los tradicionales comentarios, tan manidos, de : volver con renovadas ganas, con las pilas llenas,...pues se trata simplemente de volver a comentar, opinar, informar, dar el parecer, y hacer que todo ello sea agradable e incluso divertido. Se trata de no perder la pasión que me queda por la materia de la que el blog trata, y eso persiste con mayor fuerza, si cabe. Se trata de no perder la conexión con una parte de nuestra gastronomía, para mí fundamental, y para el menos forofo, supongo que al menos suficientemente importante.
La mayor dificultad con que me encontraba en los años anteriores, al tan repetido parón, llegando incluso a obsesionarme, era indudablemente el no repetirme, huir de contar lo mismo, sobre los mismos, de manera distinta pero muchas veces. Y ello, produce, consecuentemente, que la búsqueda de lo novedoso haga, a veces, perder más tiempo del que sería razonable. Además de evitar citar a ciertos magníficos elaboradores, en base principalmente a huir de la señalada nefasta repetición. Espero y deseo, haberme curado en este aspecto, pues si un pastelero elabora uno de los mejores productos de temporada, como puede ser el roscón de reyes, no parece justo dejar de citarle año a año, por no repetirme. Así, como reiterar las bondades de aquella casa de provincias que elabora un producto irreprochable y dejarle de citar, pues es siempre lo mismo, y ello, justamente, le hace merecedor de citarlo nuevamente. Así las cosas, en este periodo, pretendo hacer un buen matrimonio con lo nuevo y lo menos nuevo, con lo moderno y lo más conservador, y dejarme de complejos, pues la independencia del autor de este blog, creo ha quedado debidamente acreditada en el tiempo que ha venido funcionando.
Si quiero prestar especial atención, en esta nueva etapa, a un sector como es el de las tabernas, pues además del riesgo de desaparecer más que evidente que a modo de espada de Damocles, pende sobre sus cabezas, son un elemento fundamental de nuestra gastronomía y sólo eso ya justifica la atención.
Quiero, finalmente, hacer referencia al libro fundamental de nuestra gastronomía y que he tenido el placer de recibir como regalo de Reyes, se trata, de EL PRACTICÓN de Ángel Muro, escrito en 1893, y al que considero el mejor manual sobre gastronomía española (no digo cocina, por que
es bastante más) que existe.