Revista Cocina

Nutrifobia: miedo a no saber comer bien y sano

Por Yoisasi

Si, he decidido llamar a este miedo por la comida sana, nutrifobia, así añadimos una fobia más a nuestra vida y nos ponemos otra etiqueta en la espalda.
¿Pero qué nos está pasando? Ahora hay mucha, pero que mucha, información en la red de cómo comer sano, de cómo nutrirnos pero esta enciclopedia nutricional mediática ha hecho más bien que mal ya que hay cantidad de teorías, dietas, regímenes y otros menesteres alimenticios que hace que vayamos más perdidos que un pulpo en un garaje, como dice mi madre.
Ahora ya no hacemos caso a nuestro cuerpo sino a nuestra mente crítica, constructiva e ‘inteligente’ que nos hace pesar todos los alimentos, que nos hace dudar de si realmente tomamos suficientes proteínas, que nos hace sufrir por si nuestra sangre está ácida, que no dejamos de observar nuestros síntomas digestivos (al mínimo eructo ya nos preocupamos) y creer que ha sido un alimento u otro. Nos hemos convertido, por culpa de nuestra mente pensante, yo le llamo mente ‘chingona’, en unos intolerantes empedernidos, unos intolerantes a cualquier alimento sano, unos intolerantes a la Vida. Nos hemos dejado manipular por lo exterior y nos hemos despreocupado de lo que realmente nos dice nuestro interior.
Ya podemos tomar levadura de cerveza, omega 3 y 6, polen, jalea real, proteína animal de la buena, cereales integrales, zumos de verduras, que seguro que somos intolerantes a alguno de estos alimentos.
Nos hacemos test de intolerancia con miedo y los resultados son pésimos ya que observamos los resultados asustados al comprobar que somos intolerantes a todo, hasta alimentos que se suponen que son sanos.
Ahora ya hay gente intolerante hasta del arroz integral. ¿A dónde vamos a parar? ¿Qué está pasando en esta sociedad obsesiva y miedosa?¿Por qué no encontramos un punto medio?
Los vigoréxicos, como nos mal-llaman a los que nos preocupamos por una alimentación sana, nos hemos convertido en punto de mira por todas aquellas empresas supuestamente llamadas sanas para así sacarnos los cuartos con sus hierbas y suplementos naturales además de fastidiarnos físicamente con anemias, falta de vitalidad, apatía, diarreas y un sinfín de cosas más…
Bajo mi punto de vista deberíamos hacer un alto en el camino y relajarnos ya que la emoción también forma parte de nuestro sistema digestivo y mucha culpa de nuestra ‘insalud’ tomando alimentos sanos es a causa de una intolerancia mental, de una obsesión y preocupación que dañan físicamente a nuestro bazo/estómago y así es imposible asimilar nada en nuestra vida, ni nuestra propia vida física y espiritual.
Ya puedes comer todos los días a base arroz integral y algas que no sanarás si tu mente chingona está preocupada en cada bocado que toma. Y ojo con los que se pasan todo el verano a base de lechuga y zumos de frutas y verduras para alcalinizar la sangre por el exceso de comida industrial y proteína animal que han tomado en invierno. Al principio les puede ir muy bien y sentirse con más energía pero como se descuiden pueden acabar haciendo una gran descompensación nutricional en su cuerpo. Y otro tema, ¿cuánta gente conocemos que nutricionalmente come fatal pero físicamente está hecho un roble? Si, conocemos bastantes pero no significa que estén libres de la enfermedad, no, pero sus vidas son más tranquilas y no se obsesionan tanto por el alimento.
Estoy preocupada ya que empiezo a tener gente en mi ‘consulta’ con problemas graves digestivos y de otra índole aún incluso nutriéndose bien.
¿Qué nos pasa?¿Qué está haciendo esta difusión mediática nutricional? Nos están volviendo locos de atar, nos están desconectando de nuestro cuerpo, de nuestras apetencias tanto nutricionales como emocionales, nos están desconectando del disfrute de una buena comida, de una buena digestión. ¿Y qué nos queda entonces? Poco, amigos míos, muy muy poco.

‘Demasiada cantidad de un alimento ‘bueno’ puede ser tan perjudicial al bienestar como alguno de la clase ‘insano’, y una cantidad moderada, de vez en cuando, de este último puede tener en realidad pocos o ningún efecto negativo’. A.Colbin.

Salud y Buenos Alimentos


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