Revista Vino

Off Intervin

Por Jgomezp24

Malena, en el Observatorio del Vino, hacía fortuna con la expresión "off Alimentaria". Se refería, en su post, a una sesión de vino y buena comida montada por Stefan Lismond en La Generosa de Barcelona.

La sesión tuvo lugar, como tantas otras cosas, al socaire de Intervin (Alimentaria) y no puedo negar que ese efecto de atracción masiva de la feria, que no dudé en criticar en su entidad global, es también una de sus cosas positivas.

Creo que en el reverso de esa moneda (Intervin) hay muchos anversos, uno de los cuales, claro, es la propia reconversión de la feria. Mientras eso llega, la gente afina sus posibilidades de contacto, de negocio o, simplemente, de facilitar felices encuentros entre productores, consumidores y vendedores.

No pocos de los primeros (no daré nombres pero no hago más que citar aquello que se me comentaba) han decidido dejar de pagar metros en Intervin y, en cambio, no quieren dejar de estar en ese "off Intervin" que se está tejiendo sobre la marcha. La Música del vi (6è Moviment) de Quim Vila (también su tercer concurso de cata por parejas), es uno de ellos.

O los encuentros de Doce Autores y sus vinos, de Carlos Esteva (Can Ràfols dels Caus), es otro. O las Cenas con los Bodegueros, de Jordi Melendo. O el encuentro de Stefan Lismond. O el II Salón de los Vinos Naturales, de Benoît Valée. O tantos otros de los que no conozco nada de nada. Existe vida fuera de la gran feria y apetece saber de ella. Yo pude estar en alguna de estas sesiones y me llevé buena impresión de algunos vinos, tuve algunas sorpresas y no pocas confirmaciones.


Uva, por Juan Pérez, Ibiza a pie de foto

Lo que menos me gustó de La música del vi fue la posición de los vinos del Priorat, en un ángulo sin apenas ventilación. A las cuatro de la tarde no había quien probara nada allí...Lo que más: el Palacio de la Llotja es uno de los edificios bonitos de Barcelona, gótico enharinado de neoclásico, pero con espacios muy interesantes, desde el patio hasta la azotea.

Vila Viniteca trabaja al lado y la elección era natural, pero en cualquier caso es una gran elección, si exceptuamos esa sala...Empecé con un Crémant de Loire de Langlois-Château, muy refrescante y cremoso, buen aperitivo sin duda. De los vinos blancos que probé me quedo con unas pocas confirmaciones: el ribeiro de Emilio Rojo 2008, con una mineralidad, una pureza y un leve chisporroteo en boca que siguen enamorándome.

El Ctònia 2009 de Masia Serra (en pruebas, todavía no envasado definitivamente), monovarietal siempre de garnacha blanca, pero con menos madera que en años anteriores (50%, resto inox), con una verticalidad y unos olores de campo de gran potencial. El Remelluri 2007, sorprendente siempre, siempre agradable, con unos aires de rebotica medicinal grandes y el Ossián Capitel 2008.

Punto y aparte para este verdejo de cepas de 150 años, pisado como se hacía antes, vinificado con su raspón (¡¡¡puedo asegurar que eso duele mucho en los pies!!!) y con una leve oxidación intencionada del mosto, que persigue su mayor conservación con los años.

Levaduras autóctonas por parcelas, cada cual las suyas y sólo se mezclan al final. Impresionante, mineral profundo, suena a Leflaive o a Niepoort, un vino de otra galaxia. Para comprar (no sé ni qué vale...) algunas de las 1200 botellas (qué desgracia), a ser posible em formato mágnum, y guardar largamente. La sorpresa fue el Can Credo 2009 de Recaredo, un monovarietal de xarel.lo de intensa floralidad y cultivo biodinámico. Será una bomba. Recaredo, por lo demás, apabulló al resto de espumosos presentes con una selección, ni más ni menos, que del Turó d'en Mota 2000 y del Reserva Especial 2001. Del primero diría "joder, qué champagne del Penedès!".

Del segundo, me quedo con un aire calcáreo tremendo y con una mineralidad fósil que parece más propia de Breuer...Impresionantes ambos. De los tintos confieso que me dediqué concienzudamente a hacer una cata horizontal de todos los 2007 que pude. Quería sacar conclusiones y la verdad es que me quedé algo decepcionado. Veo la uva que fotografió Juan Pérez y pienso ¿dónde está la fruta en el vino? Encontrar, en nariz y en paladar, encontré poca.

El día y la luna no acompañaban, quizás, pero el resultado fue en general algo desalentador. Los que más me gustaron ese 22 de marzo de 2010 fueron el Artigas 2007, de Mas Alta (DOQ Priorat), mucha fruta, buena garnacha, fresco. El Mauro básico 2007 (VT Castilla y León). El Abadía Retuerta selección especial 2007 (VT Castilla y León). El Beryna 2007 (DO Alicante) con una mineralidad casi sanluqueña. De Jiménez-Landi (DO Méntrida: sin duda, de lo probado, la mejor cuadrilla de tintos de la sesión), me quedo, esa tarde, con el Sotorrondero 2007. Termino con una explosión de fruta que dará que hablar, también: La Vinya del Vuit 2007 (DOQ Priorat).


Carretera con plátanos, por  Vincent Dancer

La segunda Cena con los Bodegueros es un acontecimiento que organiza el amigo Jordi Melendo en Monvínic, cada dos años también. La idea es muy buena, aunque el formato merecería, quizás, una parcela más directa y menos formal para que los consumidores / bebedores / escribientes pudiéramos "interrogar" con mayor comodidad a los bodegueros presentes.

En cualquier caso, me lo pasé de primera con las presentaciones de Jordi, con las descripciones combinatorias entre vinos y platos de César Cánovas, con las explicaciones de los bodegueros y con los platos de Sergi de Meià. De la cena, en general, me quedo con el conocimiento, las frases y el sentir enológico y vital de Raül Bobet. Sus vinos me interesan mucho, ya lo sabéis. Ahora sé por qué: la persona que hay detrás.

Cuando habla de sus viñedos de montaña e identifica su vida en soledad (¡su compañera va a su aire!) con la energía que transmite el Castell d'Encús y con cómo se transmite eso a la cepa y él intenta transportarlo al vino, casi se me pone la piel de gallina. Fue una casa y una bodega pero podría haber sido un templo zen... De la sesión gastroenofílica, me quedo con la combinación de guisantes del Maresme con menta y el Taleia 2008 de Raül Bobet: frescor, sesquiterpenos, poca extracción, suavidad y amabilidad, balsámicos.

Una maravilla, de nuevo, imbatible con los guisantes recién llegados. Me atrajo mucho el monovarietal de sangiovese (Maremma toscana!) de Lorenzo Zonin, Carandelle 2008. Otro convencido de la biodinámica que produce una sangiovese con levaduras autóctonas, poca extracción, taninos muy amables, fragancia brutal y una capacidad grande para buscar la esencia de la marisma toscana . Esa fue la segunda combinación impresionante, con unos rigatoni al sugo y gratinados: casi me sentí en cualquier osteria cerca de Lucca.

Zonin no sé cómo es, pero su vino es un "antisupertoscany" de narices. La tercera combinación bonita de la noche fue la de los postres de músic con el VND Dolç de Bàrbara Forés 2006, un monovarietal de garnacha que conozco bien y que volvió a gustarme mucho. Sobremadurada y deshidratada la fruta en la planta, el mosto fermenta en bota de roble y se cría en él durante 16 meses. Óxido, panal, mieles, acetatos, uva pasa, higos pajareros, es un vino que mejorará con los años.

Quería hablar, aquí también, del encuentro en casa de Carlos Esteva (el 24 de marzo de 2010: mal día, con un nodo tremendo encima de nuestras cabezas, aunque con algunos grandes vinos que se mostraron con bastante plenitud) pero será ya otro día. Este texto queda demasiado largo y conviene cortarlo aquí. ¿Conclusión? Sólo quiero proponer una: incluso tratándose en ocasiones de los mismos bodegueros (algunos de los que he citado ahora estaban en Intervin), la ocasión propicia hace que uno se acerque a los vinos de otra forma.

Creo que los formatos son importantes y para un consumidor inquieto y con ganas de conocer (ése es mi caso) y no de negociar, el "off Intervin" resulta mucho más interesante y atractivo. Hay que seguir desarrollando formatos en esa alternativa, buscar otros caminos.

La foto de la uva, perfecta en su esfera y movimiento en el aire, es de Juan Pérez, en Ibiza a pie de foto, a quien agardezco muy sinceramente que me la mandara. La segunda foto, de la carretera entre plátanos, es de Vincent Dancer.


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