Revista Cultura y Ocio
"Abre todos los cajones. Vuelca su contenido encima de la cama. Aunque todavía no lo veas, tienes el pasado entero delante de tus ojos. Retira todo lo útil y lo que cuesta dinero. Quédate con el resto, que suelen ser papeles.
Haz una pila con los que sean muy aburridos: cosas de banco, de Hacienda y todo eso. Los demás nos interesan mucho. Tómalos uno a uno entre tus manos. Hazlo despacio, dedicando a cada uno el tiempo que requiera. Acarícialos con los pulgares hasta que hablen. Pues los papeles de este tipo suelen contar muchísimas cosas.
Mira, un número de teléfono anotado deprisa. No pone el nombre siquiera. ¿De quién será? ¡Ah, ya...! Entornas un poco los ojos y todos los recuerdos se agolpan. La tarde se detiene un poco, porque es casi como volver a vivir. ¿Qué será de él? Imaginas incluso un presente improbable. Pero no intentes también soñar futuros. Déjalo estar.
Ésta es la etiqueta de aquel jersey azul. Lo recuerdas muy bien. Olía rico y era bastante suave. Aunque tendía a encoger en cada lavado y le salían bolitas. Lo llevabas puesto en tu último examen, ¿verdad? Luego lo perdiste en el autobús y, desde entonces, el tiempo ha pasado muy deprisa.
Puedes continuar durante hora. Es una tarea hermosísima. Aunque no sabes muy bien qué hacer con esos papelitos después de revisarlos. Si no eres idiota, volverás a dejarlos donde estaban. Al menos la mayoría. Si alguno te mucho daño, puedes tirarlo. Hay quien los guarda entre las páginas de un libro. Cada decisión es importante.
Vaya, éste contiene una lista de tareas pendientes. Por esa época vivías muy deprisa, sin tiempo para nada. Qué poco sentido tienen ahora esos asuntos que entonces parecían importantes. Ni siquiera recuerdas los que salieron bien y los que nunca terminaste. Sonríes otra vez mientras doblas la cuartilla en sentido contrario. Con lo escrito hacia dentro, para que descanse.
Cuando encuentres una carta dedícale el tiempo necesario. Después de admirar la caligrafía, puedes leerla espcio. Paladea. Intenta recordar la respuesta que tú enviaste y que quizá el destinatario también ha conservado. Tan preciado botín puede ser un mina, lo mismo que una libreta. Estas alhajas mercen delicadeza extrema, pues son especies en peligro de extincióm. Si decides desprenderte de estas reliquias quizá te arrepientas el resto de tu vida. Tú verás lo que haces...
Casi es de noche, has tirado la tarde entera y muy pocas hojas. No importa, pues el viaje ha merecido la pena. Te bebes un vaso de agua asomado a la ventana. No hace falta ser un lince para darse cuenta de que no has ordenado los papeles, pero sí un poquito tus entrañas."
Plan B, de Echeve