Portada de ‘El viaje de Pau’
En otros posts he hablado de las críticas que ha recibido ‘El viaje de Pau’ por parte de quienes lo han leído. Siempre agradezco el feedback, porque es la única manera que tengo de saber si el libro gusta o no, qué es lo que gusta y qué es mejorable. Hasta ahora estoy realmente contento, porque todos los comentarios son positivos (supongo que llegará el momento en que a alguien no le guste y me lo haga saber; también será bien recibida su crítica). Ayer Yolanda Jiménez, amiga bloguera a la que, como a tantos otros, he conocido gracias a ‘la recacha’, me dejó su impresión sobre la novela en el post ‘El (espero que) largo viaje de Pau’. Cuando la leí me quedé sin palabras y reconozco que me emocioné. Soy consciente de que mi implicación en este tema es muy superior a la de cualquier otra persona, pero es que el texto de Yolanda es precioso; la mejor reseña que un escritor pudiera soñar. Os invito a que la leáis:
“Una noche cualquiera envuelve la densa atmósfera de una de esas ciudades que nunca duermen. Los encuentros que allí se producen y que parecen casualidad, se convierten en grandes motores de cambio. Profundos sentimientos surgen desde el inicio de este apasionante viaje. Un camino interior de ascensos y bajadas, desde lo más profundo de las almas honestas hasta las elevadas cumbres de la conciencia. Desde el hastío renace la valentía y fuertes convicciones de justicia conducen a los personajes por este camino, hacia una evolución irremediable.
Me ha emocionado tanta fortaleza enfrentada a tanto dolor de una guerra cercana, la nuestra, que sembró el odio sobre la sangre y que aún hoy cosechamos. Cuando no se hace justicia con las víctimas, cuando se impone la ley del silencio, no solo mantenemos el odio, también el sufrimiento de aquellos, que como Diego, padecieron la crueldad y la injusticia.
Me quedo con el coraje de estos hombres y mujeres que desde la tranquilidad que proporcionan los años, conservan la esperanza, mientras viven, con toda la intensidad de sus corazones nobles, de las cosas sencillas, de la autenticidad más natural. Me quedo con la savia joven de aquellos que ayudan con su empeño y con su trabajo a devolver la dignidad de los asesinados desaparecidos. Me quedo con los que se atreven a reflexionar sobre su vida y a tomar decisiones, a emprender los cambios profundos que sienten. Me quedo con aquellos que asumen el riesgo de empezar de nuevo, de construir belleza, de alimentar el amor. Me quedo… con la melancolía de haber terminado la lectura de ‘El viaje de Pau’, con la emoción embargando mis fibras, con la sensibilidad exacerbada, con los ojos acuosos y con el buen sabor de boca de un estilo limpio, de una lectura que eleva el alma de admiración y bondad, con la alegría de compartir esta magnífica novela, con el respeto y la felicitación a mi amigo Benjamín Recacha, por la autoría de esta novela, por su generosidad y por transmitirnos tanto en un escenario tan bello.”
Muchísimas gracias, Yolanda. Tus palabras me hacen sentir muy especial. Un gran abrazo!