Bajaba la mañana meona de lluvia y nostalgia. Me pregunto cuánta morriña cabe en la mente de alguien que no ha vivido el pasado del que alardea. O si quizá esa melancolía de camisa azul anida, más que en la mente, en la sinrazón. En las tripas.
Pero el "Cara al sol" no parece ser del gusto de la Virgen de la Cueva, y a eso del mediodía los pajaritos cantaron, las nubes se levantaron, el sol comenzó a calentar y servidora se largó con viento fresco y calefacción en ristre a tierras colmenareñas.
La Peña El Rescoldo celebraba el 25º aniversario de su trofeo José Cubero Yiyo con un triunfador casi de la casa -que repetía seis años después de su primer galardón en Colmenar Viejo: será que el respeto a los exigentes tendidos queda a fin de cuentas eclipsado por la pantagruélica comida que sirve Miguel en el Asador para homenajear a los mejores de la feria-. Frente al de Salteras, todo garra y corazón, dueño de una mano izquierda de ensueño y de una tizona sin filo, un toro de Los Bayones, Linosito, un animal noble, entregado, bravo y, como dicen los cursis y taurinos de nuevo cuño, "colaborador". Ahora los toros tienen que colaborar, tócate el pie.
Menos mal que en Tendido Cero no se oyen tontunas como éstas. Que Federico Arnás, Javier Hurtado, Carlos Ruiz Villasuso y Belén Plaza actúan como profesionales de verdad, sin cuento, que se lo curran de lo lindo y que, después de un cuarto de siglo dando ejemplo, siguen incansables haciendo historia televisiva para quien quiera enterarse de qué va la vaina.
Y detrás de este acto, elegante y sentido, una "familia presidencial" que vive el toreo mucho más que muchos profesionales. Ana, Maxi, Maxi Jr. y Lucas son cuatro aficionados dignos de admiración. Me quito el sombrero ante sus cientos de miles de kilómetros recorridos en busca de la faena perfecta, ante sus incansables charlas taurinas, ante su afán por ayudar a quien les busca para saber tal o cuál dato de no sé qué feria de un año que ya no recuerdo -pero ellos sí-.
Y en medio de tanto halago, dos más -anda de dulce la cosa y ya tengo el azúcar por las nubes-: Fernando Mirat Jr., un pintor a seguir, y Javier Arroyo, que a muchos taurinos no os será desconocido y cuyas fotos tienen mucha esencia que paladear.
P.D.: De Feliciano López no hablo. Que luego dicen que si la abuela fuma. Sólo diré que qué ojos, señor. Claro que eso de echarse flores él solito como aficionado no quedó muy elegante, querido Feli.
Foto: Javier Arroyo para Aplausos.