Por fin la Semana Santa! Parecía no querer llegar nunca. Pocas veces hemos deseado un descanso tanto como estos días…
Este años decidimos emprender camino al sur de Portugal, a la región del Algarve, que al contrario de lo que dicen algunos, hoy puedo confirmar que no es solo turismo de playa el que se puede hacer allí.
La primera noche, tras casi 10 horas de viaje desde Lugo a Albufeira - donde montamos nuestra base de operaciones los primeros tres días - preferimos cenar en el apartamento y descansar para retomar fuerzas. Fuimos al supermercado en busca del sustento nocturno y sin muchas vueltas raras, nos decidimos por una pizza y una picadita con queso casero y olivas. Como es lógico para el caso de frikis del vino como nosotros, evaluamos la elección del acompañante líquido con más detenimiento. A los caldos de Portugal, por suerte los tenemos investigados desde hace tiempo y los conocemos bastante por lo que la elección fue más estudiada, pero en lo personal considero que para cualquier visitante “poco exigente” en tema de vinos, un supermercado es un buen lugar para elegir porque las opciones son muy variadas y no hay que ser un experto para encontrar buenas cosas.
Me incliné por un tinto de la DOC Bairrada (una región de la que poco se habla, pero que esconde unos tesoros increíbles en materia vinícola). CAMPOLARGO Variedad Baga 100%, cosecha 2011. Color rojo picota, con reflejos rubíes capa medio-baja. Brillante, limpio y de lágrimas delgadas. De nariz exquisita, intensidad media, compleja. Fundamentalmente mineral, terroso, tiza, frutos rojos frescos pero que asoman muy sutiles y notas de buena madera en el fondo. En boca es seco, austero, mineral (piedra, tiza), fresco y directo. Nada de frutas maduras, ni maderas dulces ni ninguna de esas cosas que tanto gustan de los vinos modernos. Es un vino que expresa fielmente el terreno calcáreo y pobre donde crecen las uvas que le dan vida. Me pareció un vino extraordinario. Su precio fue de 12,50 €. Muy buena RCP.
Tras recorrer las ciudades de Tavira y Faro (muy buenas opciones para comenzar a caminar el Algarve) llegamos a la segunda noche, ya más descansados y con ganas de reencontrarnos con la rica gastronomía Portuguesa, así que nos decidimos por cenar fuera.
Frente a la playa de los pescadores, en el casco antiguo de Albufeira, hay muchos restaurantes que además de tener hermosas vistas tienen opciones variadas para elegir a la hora del deleite. Creo que cualquiera de ellos está bien (no recuerdo el nombre del que elegimos nosotros). En lo referente al tema sólido, pedimos una entrada de calamares fritos (no me convencieron mucho) y de segundo una “Cataplana de pescado” para dos personas. La Cataplana es una comida típica de esta región, que consiste es una especie de guiso de pescados variados, con verduras, cocidas a fuego lento al vapor, dentro de una cazuela esférica de cobre cerrada, llamada cataplana. Buenísima!! Como acompañante líquido había una buena carta de vinos para elegir, y luego de un par de opciones nos inclinamos por un Vino Regional Alentejano de unos 15 €, que para un restaurante en ese lugar está más que bien.
AnAs cosecha 2013, mezcla de castas Alicante Bouschet, Syrah y Aragonez, con una crianza de 3 meses en roble americano. Color rojo rubí, capa medio-baja estilo Pinot Noir. Fluido, de buenas lágrimas y brillante. Nariz intensa, de frutos negros maduros, notas minerales y tostados de la madera americana bien presentes. En boca resultó amable, de taninos redondos y dulzones (un poco más de frescura le hubiese venido mejor), notas de roble y final goloso. No es un vino de mi perfil, prefiero los más frescos, pero debo reconocer que se bebió muy fácil y acompañó más que bien la cena. Así que por su precio, a pesar de que lo cobran el triple de su valor de mercado, lo elegiría nuevamente sin problemas.
El cansancio de andar todo el día por la ciudad de Silves (tiene un castillo hermoso y perfectamente conservado) y pasear por las playas de Alvor y Portimao (para pasarse el verano entero en ellas), y además por la economía que hay que cuidar, decidimos cenar en el apartamento en nuestra tercera noche. Unos Tagliatelis con salsa de salchichas y un quesito curado artesanal mezcla de leche de cabra, vaca y oveja nos pintó fenomenal. Quería probar un blanco, así que elegí un DOC Alentejo mezcla de dos variedades y un tinto, hermano menor del Campolargo de la primera noche, que tiene un nombre que a algunos les puede resultar gracioso.
El blanco, DUAS CASTAS 2014, Heredade de Esporao. 60% Arintoy 40% Gouveio vinificadas por separado y luego sometidas a una crianza corta sobre sus propias lías. Amarillo pajizo, levemente alto de capa. Glicérico y limpio. Nariz de gran intensidad, principalmente pera, piña (los tropicales de siempre). Muy agradables pero de levadura diseñada. Boca franca, de frescura justa como para equilibrar y hacerlo un blanco de trago largo. Final goloso de largo posgusto. Lo esperado por su origen. Tengo que reconocer que me gustó mucho. Su precio, 8 € (Buena RCP).
El tino, VINHA DO PUTTO 2012, mixtura de Touriga Nacional, Tinta-Roriz y Merlot. Como decía al principio es el hermano menor del Campolargo, DOC Bairrada. Capa media baja, rojo rubí limpio y brillante. Nariz remolona, necesitó un poco de aire para despertar. Perfil vegetal, herbáceo y fondo mineral. Tampoco aparece fruta, o muy poco. En noca es austero, fresco, directo y filoso. De trago largo y final medio. Me gustó más su hermano mayor, pero mantiene ese perfil de origen que me gusta. Son vinos para gente que no persigue las modas edulcoradas. Su precio ronda los 7,5 €. Buena RCP.
Día intenso el previo a la cuarta noche. Paseo por el interior del Algarve, primero por Alte (recomendable), luego visitamos Caldas de Monchique en plena sierra, entre montañas verdes y aguas termales y finalmente una visita a la Bodega Quinta do Francés que ya comentaré en un post exclusivo (muy recomendable de visitar). Llegamos a nuestro nuevo alojamiento en Lagos, con viento frío y cansancio extremo.
Con el contexto previo, nos inclinamos nuevamente por cenar en casa, y por unas pizzas para no variar. A buscar opciones líquidas fuimos al InterMarche que tiene una bodega muy interesante. Luego de dar vueltas, arriesgamos con un Pinot Noir 2013 de CASA SANTOS LIMA, Vino Regional de Lisboa. Lo elegí por su cepa (me confieso adicto a la Pinot) y porque me llamó la atención su origen en viñedos dispuestos sobre cuestas con suelos arcillo-calcáreos. Color rojo picota y ribetes violáceos de capa media-alta. No era Pinot, me pregunté? Nariz elegante, dominada por los frutos rojos tipo cerezas maduras y notas dulces de vainilla. En el fondo aparecían unas piscas lácteas y me recordó al olor típico a dulce de leche de los pinotes argentos (lo único que me acercó a la cepa cuyo nombre reza la etiqueta). Boca sabrosa, como si de una piruleta de cerezas se tratase, acompañada por notas de madera. Taninos sedosos, buena frescura y final muy agradable.
En líneas generales me gustó mucho, pero no tiene absolutamente nada que ver con el cepaje de la Borgoña. Precio, 9,5 €. En este caso la RCP la pongo en función de la cepa que compré y no pasa de Regular.
Quinta noche. Otro día de no parar… Primero visita a Aljezur, con caminata en vertical al castillo incluido. Vale la pena visitar este pueblo (el verde del entorno parece imposible que pueda existir en esos lugares tan al Sur y tan cercanos al mar). Luego unos kilómetros hasta a la playa de Odeceixe, donde recomendamos no dejar de ir. La desembocadura del río Seixe en plena playa es digna de ver. Más tarde, al Cabo de San Vicente con unos acantilados increíbles y uno de los faros más hermosos que hemos visto nunca. Finalmente a la fortaleza de Sagres donde emprendimos una caminata sobre los acantilados y contra viento (vientazo, diría) que nos dejó de cama. Igualmente, esa noche salimos a buscar un restaurante en el centro de Lagos (otra ciudad más que recomendable para visitar y pasar unos días).
Nos metimos en el restaurante más antiguo de la ciudad. Jotta 13 se llama y está en plena peatonal. Pedimos una parrillada de pescados y por miedo a quedarnos cortos, agregamos una ración de sardinas a la parrilla (mi plato favorito de Portugal), acompañadas por un par de copas del vino de la casa, blanco y tinto. Los trajeron directamente en la copa, así que no sé qué vinos eran. Solo me dijeron que lo hacían viticultores locales. Si me los bebo en mi casa un fin de semana seguro que no me hubiesen gustado como esa noche, pero en ese entorno y con esa comida son para beber por litros sin parar de disfrutar. ¿Pero es que cualquier vino no depende de dónde y con quién se beba, para que pueda resultar maravilloso acaso?
Último día, última noche, qué pena que las vacaciones se agoten tan pronto. La idea era quedarnos en Lagos pensando en un poco más de tranquilidad previo a las 10 horas de regreso a Lugo. Lo cierto es que de tranquilidad nada. No paramos en todo el día, pero les aseguramos que lo que hicimos fue sin dudas de lo más hermoso del viaje por el Algarve. Paseo en bote por las cuevas desde Ponta da Piedade (imperdible! Y recomendamos hacerlo en kayak), luego travesía a pie hacia Lagos entre cornisas y playas limitadas por acantilados de colores. Por la tarde, compras con selección de vinos incluidos (elegimos todos de DO Douro) y, ya reventados, nos detuvimos a cenar en el restaurante El Triángulo, alejado del centro, pero cerca de nuestro hotel. Nos lo recomendaron y allá fuimos.
Otra parrillada de pescados para mí (espectacular!!) acompañada de patatas al horno con su cáscara y bañadas en aceite de oliva y ensalada. Noemí pidió una espetada de Tamboril (Rape) y camarones, igual de espectacular y apetitosa. Y de postre una filloa rellena de chocolate para terminar de explotar. Con respecto al vino, me dejé aconsejar por el camarero, que me propuso probar el tinto de la casa por un precio de 8,70 €. Un vino Regional Alentejano de nombre CONVENTO DA VILA 2014. Mixtura de uvas Trincadeira, Aragonez, Castelao y Touriga Franca, sin paso por madera que acompañó a las mil maravillas la cena. Mucha fruta roja madura (no pasada) y un ligero mentolado que aporta frescura. Fluido y ligero en su paso por boca, pero con el poderío que me gusta de los vinos alentejanos. Una vez más confirmo que no es necesario gastarse una fortuna para disfrutar de un buen vino y una buena cena. Lo cierto es que por segundo año consecutivo aprovechamos la Semana Santa para escaparnos a Portugal (el año pasado Lisboa, Casacais y Sintra), y vuelvo a confirmar esa sensación con la que regresé la primera vez que fui el país Luso. En Portugal uno se encuentra con paisajes fantásticos, atención amable, gente encantadora, precios más que asequibles, gastronomía envidiable (entre los que incluyo la pastelería), y oferta de vinos muy diversos y de una calidad que mi consejo es comenzar a mirar más de cerca, porque hasta no hace mucho para mí eran los grandes desconocidos y no dejan de sorprenderme con cada botella que descorcho.
Gracias por leernos, amigos.
Buena vida y buenos vinos,
Salutes, Rumbovino.Difundiendo la cultura del vino y en favor del consumo responsable y moderado.