Siempre me ha atraído esta forma de celebración de la Pascua (Oster) que tienen los alemanes en su tradición por lo alegre y festivo. En realidad se puede catalogar esta fiesta como un recibimiento con todos los honores a la recién estrenada Primavera.
Es un evento que preparan con gran esmero. Para empezar, y al más puro estilo navideño, encontramos el tema de la decoración. Calles, casas, jardines, balcones, tiendas, escaparates… Todos ponen su granito de arena para dar la bienvenida a la Pascua.Los elementos más característicos y protagonistas imprescindibles de la decoración de la Pascua alemana son:
Los huevos: que pueblan cestas, bandejas y ¡hasta los mismísimos árboles! Los “de verdad” son huevos cuidadosamente vaciados haciendo dos minúsculos orificios (uno en cada punta) y soplando por uno de ellos, dejándote los pulmones, hasta vaciar completamente su contenido, como los que yo he decorado para la ocasión.
El conejo: el gran animal protagonista. Cuenta la leyenda que, durante el domingo de Pascua, el conejo de Pascua recorre casas y jardines dejando huevos de chocolate y chucherías a los niños. La gran diversión de los pequeños es salir a correr por el jardín con una cestita para encontrarlos!!!
Cestas de Pascua: es muy típico también por estas fechas elaborarlas en cada hogar.
Historia del Osterbrot:
La primera vez que se menciona este pan dulce es en el año 1547 en Aquisgrán (Aachen).En esos tiempos se celebraba una cuaresma rígida y los panaderos regalaban a los clientes fijos este pan en pascuas. Poco a poco prescindían de este regalo porque resultaba demasiado costoso. Esto llevo sin embargo a trifulcas entre la gente que no querían comprar el pan. En un decreto del consejo municipal en 1796 obligaba a los panaderos de la entrega del pan gratuito 10 días antes de pascua. Finalmente en 1888 los panaderos pudieron liberarse de esta obligación.
Las primeras huellas del conejo de Pascua aparecieron en un libro del siglo XVII en Alemania. Desde entonces ha sido un símbolo de la fiesta en varios países. El conejo, al igual que el huevo, representa la fertilidad, lo que en Alemania data de la edad pagana con la diosa germánica de la primavera, Ostara, de la que se cree que brindó su nombre a la fiesta de la Pascua, en alemán llamada “Oster”. Por ello, la fiesta de la Pascua siempre ha sido una época feliz, que se festeja por la llegada oficial de la primavera.
El árbol de la Pascua
Durante la Semana Santa, los alemanes decoran sus hogares y tiendas con flores típicas de la primavera y huevos hervidos y pintados, una tradición que comenzó en el país. Para Jueves Santo, los huevos se pintan de color verde. Otra decoración típica de la fiesta es el árbol de Pascua (Osterbaum), un árbol de cuyas ramas cuelgan huevos decorados.
Mercados por el día y hogueras por la noche
Mientras que el Viernes Santo es un día tranquilo, donde se abstiene de comer carne, y degustar de platos de pescado, el Sábado Santo, en cambio, es un día para disfrutar en los mercados al aire libre (Ostermarkt) donde venden huevos decorados, flores y verduras en temporada, vinos y licores regionales, comidas típicas y productos artesanales, entre muchas más cosas. Uno de los mercados más históricos se encuentra en la plaza principal de la ciudad de Nüremberg, con diversos puestos vendiendo artesanía de madera, cerámica y tejidos.
Por la noche, varias ciudades del norte del país encienden hogueras enormes para echar a los malos espíritus del invierno y dar la bienvenida a la primavera. En algunas hogueras se queman los árboles de navidad de las fiestas anteriores, guardados exclusivamente para estas fechas. La ciudad de Hamburgo cuenta con música en vivo y cerveza regional en su anual Osterfeuer (hoguera de Pascua).
Este pan os recordará mucho a los plumcakes y panettones, incluso al Christstollen navideño. A pesar de la apariencia tostada de la corteza, no salen para nada crujientes, sino con textura abizcochada y con un aroma a vainilla y fruta de lo más delicioso.
Ideales para tomar mientras esperamos que pase la cofradía del prendimiento de Sttutgart o la Macarena de Tübingen, pasos que quitan las penas del sentío en la Semana Santa alemana.
Ingredientes: (2 panes de 1,200 Kg cada uno)
Para la masa:
- 850 gr de leche
- 1 limón
- 200 gr de limón y naranjas confitadas cortadas en trocitos
- 300 gr de pasas sultanas rubias
- 100 gr de almendras molidas
- 2 copas de ron negro
- 1 kgr de harina
- 50 gr de levadura fresca de panadero
- 200 gr de mantequilla
- 100 gr de azúcar
- 2 huevos
- 1 cucharada de postre, rasa de sal
- 100 grs. de mantequilla
- 150 gr de azúcar de vainilla
- Naranja confitada
- Mermelada de naranja
- Azúcar glass
- Crocanti
- cartón ondulado para cubrir la bandeja del horno y evitar que el pan se tueste en exceso por la parte inferior.
- papel de horno
Calentar la leche.
Rallar la piel del limón.
Remojar durante 30 minutos: el limón,la naranja confitada y las pasas con el ron.
Cubrir la bandeja del horno con el cartón ( para que el fondo de los panes no se ponga negro) poner encima del cartón el papel de horno.
Elaboración:
Tamizar la harina dentro de un recipiente, practicándole un hueco en el centro.
Templar la leche y disolver la levadura en ella. Verter poco a poco sobre la harina tamizada.Esparcir un poco de la harina de los alrededores sobre el hueco como tapandolo y dejar crecer (mejor tapado con un paño) durante 15 minutos en lugar caliente.
Mezclar los huevos con el azúcar. Fundir la mantequilla y mezclarla con el azúcar y los huevos poco a poco mientras seguimos batiendo. Incorporar la sal y la piel de limón rallada.
Entremezclar la mantequilla, azúcar...etc ( lo antes preparado) y amasarlo todo hasta conseguir una masa compacta y homogénea. La masa debe de soltarse bien del recipiente y presentar una superficie lisa. Dejar descansar de 10 a 15 minutos más.
Poner la masa encima de la mesa de trabajo enharinada y entremezclarle la fruta y las almendras remojadas. Dejar descansar de 10 a 15 minutos.
Separar la masa en dos partes (o en moldes individuales) y formar dos panes redondos. Poner estos encima de la bandeja del horno preparada, cubrirlos con un paño de cocina y dejar reposar otros 10 o 15 minutos.
Precalentar el horno a 220ºC.
Hacer un corte en forma de cruz en la superficie de cada pan y cocerlos en el horno durante 35 ó 45 minutos. Dejar enfriar del todo.
Fundir la mantequilla y pintar con ella los panes ya cocidos y espolvorear con el azúcar de vainilla enseguida los panes.
Podemos preparar un almíbar templando un poco de mermelada y mezclándola con azúcar glass para conseguir un glaseado con el que untaremos la parte superior de nuestro Osterbrot.
Consejo: aunque los panes se vean ya cocidos, mejor hacer la prueba de la aguja de para saber con seguridad si realmente están en su punto exacto.
Al ser masa de pan es recomendable consumirlo lo antes posible y guardarlo mientras tanto en latas metálicas.