Revista Cultura y Ocio

Para quedar bien

Por Eltiramilla

Nota aclaratoria: esta entrada no contiene ninguna técnica para ligar ni ninguna frase infalible para entrar a una muchacha en la discoteca, en la cola del pan o en la sección de gastronomía socrática de la librería de turno. Esto no es un tratado amoroso. Dicho esto, empezamos.

Para quedar bien

Una de las frases más oídas en una librería es “¿trabajas aquí?”. La otra es la tan temida “recomiéndame un libro”. Temo esta última pregunta, aunque sea una parte del negocio que me gusta y a la que me aplico con humor, rigor y generosidad. O al menos, lo intento. Dejando aparte los tópicos sobre los gustos personales y todo eso, se trata de un asunto muy delicado. Cuando me hallo ante una situación como esa intento regirme por unas reglas básicas: no recomendar libros que se vendan solos o que estén en las listas de los más vendidos, dar preferencia a las pequeñas joyas que pueden pasar desapercibidas por la avalancha de novedades con las que nos torturan las editoriales, hablar con el cliente para saber qué le gusta y qué ha leído antes, dar una respuesta sincera a una pregunta, escuchar, no juzgar los gustos, etc.

De vez en cuando, entre todas las personas que vienen a la librería buscando consejo, aparece un chico buscando un libro para una chica. Este tipo de cliente suele estar bastante perdido y confía plenamente en lo que se le recomienda. Busca un libro para “quedar bien” con la muchacha con la que acaba de empezar una relación, o con la que tiene esperanzas puestas en que empiece pronto. Es un asunto delicado y lleno de responsabilidad. No puedes despacharlo en un momento largándole un manual de taxidermia y diciendo que eso seguro que le encanta. Estos asuntos me los tomo muy en serio. Y debo decir que gracias a mi tangencial y anecdótica intervención he visto nacer tres relaciones que, de momento, no han acabado en incendio. Que yo sepa, vamos.

Así que entre lo que he oído en la tienda, lo que he visto, me han dicho y mi propia experiencia, he decidido hacer una pequeña recopilación de una serie de consejos (tómese la palabra en su sentido menos irritante) para “quedar bien” y una serie de reglas de lo que no debe hacerse. Es una lista parcial, personal y que no garantiza absolutamente nada. No acepto devoluciones ni reclamaciones.

  1. Si a ella no le gusta leer, no le compres un libro. Sería como regalar un par de botas de fútbol a alguien al que no le gusta el deporte. Parece una regla evidente, pero no lo es.
  2. No le regales ni un best seller ni un libro de moda. Los motivos son sencillos: tiene un alto número de posibilidades de haberlos leído, de tenerlos, de que se los hayan dejado, etc. Además, da la sensación de no haber pensado demasiado y haberse lanzado a lo fácil: entrar en una librería, preguntar qué es lo que más se vende y “envuélvemelo para regalo, que tengo el coche mal aparcado”. Ejemplo de esto es el caso de una clienta habitual, una muchacha preciosa de diecisiete años que en los últimos meses ha tenido que cambiar tres ejemplares de El niño con el pijama de rayas, regalado por tres admiradores diferentes. Lo mejor del caso es que el libro no le gustó. Por tanto, nada de juegos de ángeles, secretos, alquimistas, vampiros saltarines, historias de costureras, cuentos para pensar o mundos que no se acaban.
  3. Por favor, nada de libros de autoayuda. ¿Quieres que ella piense que tú crees que necesita ayuda? Títulos como Evite ser utilizado, Aprende a ser feliz o 10 consejos para dejar de ser una fracasada no son una buena idea.
  4. Si trabaja como sexadora de pollos, no le compres un ejemplar sobre cómo sexar pollos. Si estudia educación infantil, no le compres un libro sobre cómo hay que tratar a los niños de tres años en el aula. Y si es cocinera, por favor, olvida el libro Cocina para inútiles. No creo que sea buena idea comprar algo relacionado ni con lo que estudia ni con el trabajo. Si la intención es “quedar bien”, hay que sorprender con algo diferente.
  5. Un libro de poesía es una buena opción, pero hay que saber elegir bien el título. Oliverio Girondo es una buena opción, Gemma Gorga también. Salvat-Papasseit, excelente. Nunca, nunca, nunca, nunca, bajo ningún concepto, se debe regalar Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Nunca, de verdad. Nunca. Prohibido. Anatema. Aleajos del libro. Ni se os ocurra. Es un libro que está muy sobado, un tópico, y la imagen que da es la de tío que intenta venderse y hacer creer que lee poesía. Asistí a una conversación entre dos amigas en la que una de ellas se quejaba de que otro tío (e iban cuatro) le había regalado los Veinte poemas de amor… y que, como todos, lo había firmado con unos versos de Bécquer. La imagen que había quedado de este tipo no era muy buena, precisamente.
  6. Una buena novela sería La historia del amor, de Nicole Krauss (Salamandra), porque habla de todo tipo de amor, porque aparecen personas que se dan la mano para compartir su soledad, porque tiene humor, etc. Otra opción es Lo único que queda es el amor, de Agustín Fernández Paz, un libro de relatos deliciosos, bellamente encuadernado y que deja una ligera sensación de melancolía en los ojos. Cuaderno para dos, de Rachel Cohn y David Levithan (Molino), es una estupenda opción por su sentido del humor y su historia tranquila, divertida y sencilla. La niña del faro, de Jeanette Winterson (Lumen), es una excelente novela que rebosa poesía.
  7. Un libro usado. Ese título de nuestra biblioteca personal que es importante por algún motivo. Comprado en tal sitio, con esa mancha de café que nos recuerda a aquella canción, con frases subrayadas y anotaciones… El libro que nos ha acompañado en más de un viaje.
  8. Sin embargo, regalar novelas tiene un problema. No es inmediato. Por muy bonitos que sean el título o la portada, pasarán unos días antes de saber si el libro tiene el efecto deseado. Esto con suerte. Porque después del “gracias”, el libro puede acabar en una enorme pila de lecturas pendientes, puede ser dejado de lado “mientras acabo el que tenía empezado” o puede no ser leído nunca por vete a saber tú el motivo. Lo mejor es algo rápido, inmediato, que entre a primera vista y permita una primera lectura en el momento. Un álbum ilustrado, claro. Títulos como Enamorados, de Rebecca Dautremer (editorial Kokinos), Desencuentros, de Jimmi Liao (Bárbara Fiore), o Te regalo un cuento, de Jorge Gonzalvo y Cecilia Valera, consiguen el punto justo de originalidad, sentimiento, sentido del humor, encanto, maravilla y momento especial. Advertencia: mensaje directo. Con uno de estos tres títulos, en especial con el de Liao y el de Gonzalvo, no hay vuelta atrás.

Estos son algunos de los libros e ideas que he ido recopilando estos años. Me queda algún conejo en la chistera, pero eso lo guardo para otra milonga si se da el caso. Igual que me guardo los libros y consejos para quedar mal, para insultar de forma sutil a otra persona, para conseguir algo, para regalar a quien no le gusta leer o para amigos invisibles. Por consejos, recomendaciones y sugerencias que lanzo cada día no será.


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