Revista Ciencia

Participación ciudadana en política científica, ¿es posible?

Publicado el 02 junio 2014 por Angela Monasor @AngelaMonasor

Los cinco eurodiputados de Podemos fueron una sorpresa para muchos, un hito esperado para algunos, una amenaza para otros… tengo que reconocer que a mí me ilusionó.

Unos días después, revisando el programa electoral con una amiga, llegamos a las últimas hojas, donde se esconde la parte dedicada a las ciencias y la ecología. Y nos llevamos un chasco al leer frases como “Creación de un banco de semillas (…) libre de transgénicos.”, “Estricto control de (…) abonos no orgánicos, erradicación de los químicos de síntesis”, o “Cierre programado de las centrales nucleares asegurando alternativas de empleo… “ Parecía que la desconfianza en las instituciones había llevado a la izquierda, una vez más, a caer en los dulces brazos de la pseudociencia con un discurso carente de sentido científico.

Por suerte, la respuesta de los medios no se ha hecho esperar. La semana pasada Pablo Echenique, físico trabajando en el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y quinto eurodiputado de Podemos, fue entrevistado en Materia Ciencia. En la entrevista, Pablo reconocía que “En la izquierda algunas veces la gente se ha vuelto anticientífica. Yo creo que la gente que no forma parte del sistema científico percibe a la ciencia como parte del sistema, como si fuera la banca. No ven cómo operamos los científicos en este país, con bastante libertad y no tutelados por poderes económicos. Como la gente de fuera no lo sabe, piensan que forma parte del enemigo, del sistema económico que está montado. Por eso rechazan la autoridad de la ciencia de la misma forma que rechazan la autoridad del Fondo Monetario Internacional.” y abría la puerta al debate y a una mayor presencia de la divulgación dentro de los círculos de Podemos. Como respuesta a esta entrevista, Fernando Cervera publicó un artículo en Naukas, un popular portal de ciencia y escepticismo, donde criticaba algunas de las respuestas de Echenique. Este post ha generado un intenso debate entre muchos de los divulgadores y escépticos más conocidos en nuestro país. Y no sólo eso, a raíz de estos dos artículos en las redes, se ha creado un nuevo círculo de debate en Podemos: Podemos Ciencia (@podemosciencia en Twitter).

A los interesados en el tema, os recomiendo que leáis los artículos de Materia y Naukas y que os deis un paseo por los comentarios, merece la pena. Mi opinión, como divulgadora científica es la siguiente: la ciencia se basa en hechos objetivos demostrados a través del método científico. La política se basa en mucho más que hechos, aunque no debería dejarlos nunca de lado, para no perder el norte. Ahora bien, ¿qué podemos hacer los científicos y divulgadores al respecto? Personalmente, considero que mi papel es del mediadora entre los científicos y el grueso de la población. Es mi responsabilidad presentar los hechos científicos de una manera digerible para que, con los hechos en la mano, la gente pueda decidir.

Galileo mostrando su telescopio a Leonardo Donato, duque de Venecia. Divulgación y política, hace tiempo ya iban de la mano.

Galileo mostrando su telescopio a Leonardo Donato, duque de Venecia.
Divulgación y política, hace tiempo ya iban de la mano.

Nos enfrentamos a muchos problemas: la desconfianza en las instituciones, el desconocimiento del funcionamiento del método científico, así como de la dinámica investigadora, la gran influencia de ciertos grupos de comunicación ecologistas – que a menudo aprovechan la situación de desconocimiento general para promover ideas falsas –, la mala imagen de grandes empresas farmacéuticas… Y la principal: la incapacidad para lanzar afirmaciones o negaciones absolutas desde el rigor científico. Frente al “los transgénicos son el demonio” un científico solo puede contestar “no está demostrado que lo sean”. La gente se quedaría mucho más tranquila con algo así como “no, los transgénicos nos librarán de todo mal”, pero así no funciona la ciencia.

Todo este revuelo en el universo científico español coincide con el lanzamiento del “Longitude Prize” en Reino Unido, un premio de 10 millones de libras para solucionar uno de los principales problemas a los que nos enfrentamos hoy. ¿Pero cuál? Se han propuesto seis temas que serán sometidos a votación popular: demencia, antibióticos, agua, alimentación, parálisis y vuelos (cómo hacerlos más sostenibles).

Muchas personas han alabado esta iniciativa, pero también ha habido voces críticas. Algunos han alertado sobre el problema que puede suponer proponer soluciones técnicas a problemas sociales y políticos, otros piensan que el premio se propone desde una posición paternalista: los ciudadanos pueden decidir qué hacer con 10 millones de libras (lo que supone el 0,1% de la inversión en ciencia en Reino Unido), ¿qué pasa con el resto? Es más, los ciudadanos sólo pueden escoger una de las seis alternativas propuestas por un comité de expertos. Pero hay más, ¿en qué basarán la decisión de su voto los ciudadanos? Es innegable que este premio estimulará las discusiones sobre temas científicos… pero ¿con qué base?  En la página web del concurso se ofrece muy poca información en la que basar nuestras decisiones. Lo ideal sería un debate real entre científicos de las diferentes áreas y los ciudadanos. ¿Cómo?  Bueno… casi todo es posible en la era de Internet! Al menos, en lo que a comunicaciones se refiere.

Y aquí viene cuando hago un poco de autopromoción – tranquilos, no me llevo ni un duro por esto. Desde Noviembre trabajo en una empresa de comunicación científica online donde, entre otras cosas, organizamos los eventos “I´m a Scientist, Get me out of here” (“Soy un científico, sácame de aquí”). Generalmente ponemos en contacto a colegios con científicos, de manera que estudiantes de todo el país pueden preguntar lo que quieran a diferentes científicos. En algunas ocasiones hemos organizado también eventos abiertos al público general, donde cualquiera se puede registrar y dejar su pregunta, que será contestada por un especialista, durante un descanso en el laboratorio.  ¿Qué pasaría si un especialista de cada uno de los seis campos propuestos por el Longitude Prize estuviera disponible para discutir las distintas cuestiones planteadas por el público? Pronto lo sabremos porque nos hemos lanzado a la piscina y lo estamos organizando todo para que ocurra!!

A partir del día 16 de Junio, 6 científicos e ingenieros defenderan cada uno de los temas propuestos en lo que hemos llamado “The Longitude Prize Zone”, y cualquiera al otro lado de la pantalla les podrá preguntar cualquier duda al respecto. Quién se apunta? Eso si, será en inglés.  La siguiente pregunta es inevitable, ¿qué pasaría si tuviéramos una plataforma similar para discutir el programa de Podemos? ¿O cualquier otro tipo de debate científico con consecuencias políticas o sociales? El debate y la participación ciudadana son posibles, pero hace falta esfuerzo y actitud tolerante por ambos lados. ¿Lo intentamos?


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