Revista Vino
Partida Creus. Serra de Bonastre, Tarragona. Antonella Gerosa y Massimo Marchiori. Piemonteses educados en Milán (artes de Vitruvio, sensibilidad de Leonardo), trasplantados a Bonastre donde descubren una actitud ante las cepas y ante la vida que conviene transmitir y disfrutar. Mucha gente lo ha hecho ya y lo hace, pero si este post ayuda a que les conozca más gente, mejor. Porque no se trata tan sólo de hacer vino con las variedades de la zona o de cocinar como los dioses con aquello que la tierra cercana te da. Se trata de una actitud ante la vida y, claro, ante la tierra y sus productos. Mi primer encuentro con ellos fue festivo (casi todos, digo yo, tienen que serlo porque transmiten unas ganas tremendas de compartir) pero los vinos que tomamos (desde 2007 a 2012) me dijeron: vuelve con mas calma. Me quedé con las ganas de probar 2013 con esa necesaria calma. Y 2013, a pesar de las dificultades y de la producción, ha supuesto para esta bodega un salto exponencial hacia adelante. Me atrevo a decir, sobre todo desde esta añada, que su hecho diferencial no es tanto el tipo de variedades de uva que cultivan (que también...garrut, subirat parent, cartoixà vermell, xarel.lo...), cuantro la especialización que Massimo viene desarrollando con el método ancestral. Massimo es observación, concentración, aprendizaje constante, capacidad de resolver las cosas, intensidad, estoicismo puro ante lo que sucede con detalles de suave y relajada epicureidad.
El método ancestral es su razón de ser en Bonastre. Lo tengo claro desde que bebí, en una sentada y con degüelle "à la volée" y al instante, sus garrut, subirat parent y vinello (las siete variedades que trabaja, juntas en un solo vino). "Método ancestral o tradicional " (así lo llama Peynaud) es la forma más pura gracias a la cual encontramos burbujas de carbónico en una botella. El vino que todavía tiene una cantidad apreciable de azúcares porque no ha finalizado por completo su fermentación alcohólica, es embotellado y cerrado con chapa. Suele suceder eso cuando el vino tiene todavía entre 23 y 26 gr/L de azúcar residual. Las levaduras prosiguen su trabajo en la botella hasta que el vino está (normalmente) seco por completo. Pero...ese carbónico, que procede de la primera fermentación alcohólica (no de una segunda fermentación provocada en botella: método "champenoise"), sigue en la botella. Y si las operaciones se han hecho con un buen control de temperatura, los sabores de la uva, de las lías y de la fermentación garantizan un placer distinto, único...en Asti lo saben desde hace muchos años, en Limoux, en Gaillac. Y desde hace menos en el Garraf, en Agullana, en Talarn, en Villena, en alguna otra zona del Penedès...Los ancestrales de 2013 de Partida Creus (en la foto superior, todavía sin la etiqueta que estaba por llegar) son de lo más placentero que les he probado y, sin muchas dudas, de los ancestrales que hay que conocer para saber por dónde van las cosas. Poca técnica pero depurada, mucha cabeza y reflexión, pureza y sabores a flor de piel.
Mucha capacidad para transmitir clima y sabores de las uvas. Posibilidad de combinación con tantas recetas de comida de tantos sitios distintos...El garrut (monastrell de la gaiata) ancestral, por ejemplo: Massimo lo ha hecho con un mayor contacto de pieles, tiene un color más intenso, tiene cierta tanicidad y unos sabores intensos de garriga, de aceitunas negras. Un vino especial, sin duda. Como lo es el subirat parent (malvasía) ancestral también, placer inmediato de una de las uvas más emblemáticas del mar Mediterráneo. La burbuja hace que su poder aromático llegue con facilidad: retama, olivos, dulzor muy discreto de la malvasía (como de la moscatel vinificadas en seco), hinojo silvestre. Sería injusto si no hablara también de alguno de los vinos tranquilos que bebí (sí, es cierto, pasé una buena siesta después bajo el cobertizo que veis en esta foto) y que me gustaron mucho más que en añadas anteriores: el Cartoixà Vermell (xarel.lo vermell, pansa rosada), que lleva en sus venas la frescura de la arcilla roja, suena a vino intemporal; como el Garrut y el Xarel.lo (etiquetas nuevas, que me encantan por su mensaje poderoso y simple, en la foto central), que hablan de la pureza de estas variedades con gran claridad y poco ruido. Bonastre está de enhorabuena: el pueblo acumula una cantidad de talento hortovitivinícola impresionante.
Y sería más injusto todavía si terminara este post sin hablar de Antonella. Ella es la discreción elegante, la sabiduría que todo lo penetra, la mano que todo lo convierte, la mirada que todo lo entiende. Su capacidad para acompañar con amabilidad la transformación de los ingredientes de la tierra es portentosa: su focaccia, su pan, sus pastas, sus carnes y salsas, sus pasteles y mermeladas hablan con sinceridad y sencillez, con plenitud de sabores y con la nostalgia de un tiempo que se fue y que ella y Massimo se empeñan en recrear y repensar con esmero y pulcritud. Doy gracias a los dioses por haberme puesto junto a la persona que me llevó a ellos: qué bien haberles conocido y qué bonito poder disfrutar de su compañía de vez en cuando.