Revista Viajes

Paseos por la Toscana: Siena

Por Bkik19 @bkik19

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Situada a 86 km de Florencia, Siena se halla inmersa en el paisaje toscano. En el camino entre ambas ciudades disfrutamos de las colinas, los cipreses y los viñedos del valle de Chianti, cuyo vino es excelente. Poco antes de llegar, desde la carretera, se divisa la población de Monteriggioni, con su fortaleza y sus torres, que inspiraron a Dante en su descripción de las profundidades del Infierno. Siena es una ciudad anclada en la Edad Media y en ello reside precisamente su belleza. Vivió su época dorada entre 1260 y 1348 y con la llegada de la peste negra y las guerras contra los florentinos empezó a decaer, hecho que impidió su desarrollo y el de nuevas edificaciones que transformasen su marcado aire medieval. La ciudad surge como un intrincado entramado de calles en torno a la Piazza del Campo, famosa en el mundo entero por la fiesta del palio, una carrera de caballos en la que compiten los 17 barrios (contrade) de la ciudad. También se realizan desfiles y exhibiciones y los concursantes llevan los atuendos medievales tradicionales.

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La plaza data del siglo XII y se divide en 9 sectores, aludiendo al número de consejeros del gobierno de la ciudad que había en la Edad Media. Destaca el gran edificio gótico del Palazzo Pubblico (Ayuntamiento), terminado en 1342 y la enorme Torre del Mangia, el segundo campanario más alto de Italia, construido entre 1338 y 1348, denominado así por su primer campanero, Mangia Guadagni. El edificio del Palazzo se puede visitar. En su interior encontraremos grandes frescos del trecento y el quattrocento sienés decorando las diversas estancias como La Alegoría del mal y el buen gobierno de Ambrogio Lorenzetti, la Maestà de Simone Martini o la vida de la Virgen de Taddeo di Bartolo.

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Siena, como Roma, se asienta sobre siete colinas y según la tradición, fue también fundada por Rómulo y Remo, de ahí que encontremos por la ciudad múltiples alusiones a la loba capitolina y a los dos hermanos en escudos, estatuas, fuentes y emblemas. Un ejemplo de ello lo encontramos en la presencia de Rea Silvia y Acca Llarentia, su madre y su nodriza, en la Fonte Gaia (fuente alegre) de la Piazza del Campo. Una reproducción del siglo XIX reemplaza a la verdadera fuente de Jacopo della Quercia (Siena, h. 1374-1438), hoy en Santa María della Scala. Hijo de un platero y escultor empezó el oficio escultórico con su padre en Lucca. Participó en el concurso de las puertas del Baptisterio de Florencia pero su pieza no se ha conservado y trabajó también en Lucca y en Bolonia.

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Esta fuente se construyó para conmemorar la llegada del agua de manera pública a la ciudad en 1402. Se trata de un estanque constituido por tres muros tratados con relieves escultóricos. Dos de ellos hacen referencia al Génesis del Antiguo Testamento: la Creación de Adán y la Expulsión del Paraíso. Las figuras de Rea Silvia y Acca Larentia marcan el mito fundacional y, por último, encontramos a la Virgen con el Niño y figuras de ángeles y virtudes para completar el programa iconográfico.

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A muy poca distancia de la plaza se encuentra el magnífico complejo del Duomo: la catedral, el baptisterio, la cripta, la biblioteca Piccolomini y el Museo de la Opera del Duomo. En sus terrenos se ubicó durante la época romana un templo dedicado a Minerva. Posteriormente, se erigió una iglesia dedicada a Santa María. El edificio actual no fue consagrado hasta 1179 por el papa Alessandro III Bandinelli. Para la construcción de la catedral se utilizó mármol blanco y verde oscuro. Al acercarnos llama poderosamente la atención la fachada y el bello campanile, cuyo número de vanos asciende en cada piso. Fue Giovanni Pisano quien comenzó las obras de la majestuosa fachada creando un frente tripartito flanqueado por torres. En el piso bajo encontramos tres portales de medio punto enmarcados por gabletes y en el piso superior un gran ventanal circular entre galerías coronadas por piñones. Rematando el conjunto, un último piñón central. Todos los tímpanos están decorados con mosaicos y relieves. Giovanni Pisano realizó las esculturas de profetas, sibilas y filósofos que pueblan la superficie mural. Las originales se encuentran en el Museo de la Ópera, donde se puede admirar de mejor forma su tamaño y la calidad de su factura.

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Los colores verde y blanco decoran también las naves interiores en una alternancia bícroma que pretende añadir horizontalidad al conjunto. Destaca la decoración casetonada de la cúpula con estrellas. La fuerte luminosidad inunda las diferentes estancias. Si tenéis la oportunidad de acudir entre agosto y octubre es posible que podáis contemplar el pavimento de la catedral realizado con la técnica del esgrafiado e incrustaciones de mármol. Los cartones preparatorios de las 50 incrustaciones fueron realizados por los principales artistas de la ciudad como Pinturicchio que llevó a cabo el magnífico cartón de La montaña de la sabiduría. La catedral está también decorada con múltiples obras de arte muy singulares como el púlpito  de Nicola Pisano, los frescos de la capilla del Battista de Pinturicchio, la estatua de San Juan Bautista de Donatello, la Magadalena de Bernini o el monumento al cardenal Riccardo Petroni de Tino da Camaino.

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En el lado del Evangelio se encuentra el acceso a la Biblioteca Piccolomini, encargada por el cardenal Francesco Piccolomini Tedeschini, nieto del papa Pío II. Destaca por los frescos que decoran su interior del Pinturicchio (Bernardino di Betto) y su taller con escenas de la vida de Pío II, la canonización de Catalina de Siena o algunos mitos como el de Diana y Endymión o El rapto de Proserpina en la bóveda. Alberga la colección de libros del papa y el código Tedeschini. Los códices más valiosos son los decorados por Girolamo de Cremona. En el centro de la sala hay un grupo escultórico en mármol de las Tres Gracias, que Tedeschini adquirió en Roma.

En el Museo podréis encontrar muchas de las grandes obras originales del Duomo, como la magnífica vidriera de Duccio Buoninsegna, que se situaba sobre el ábside.

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Si accedéis a la cripta podréis ver las pinturas que realizaron los artistas de la segunda mitad del siglo XIII, como Guido da Siena. Así como contemplar una magnífica obra de arte, la Virgen de la Leche de Lorenzetti. No estoy segura de si es una ubicación definitiva o temporal, pero yo tuve la oportunidad de verla allí.

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No hemos de olvidarnos del Baptisterio de San Juan, del siglo XIV. Consta de una planta rectangular dividida en tres naves cubiertas por bóvedas de crucería. Está decorado con frescos de artistas como Agostino di Marsilio que realiza los apóstoles, Lorenzo di Pietro (Il Vecchieta) con Los artículos del Credo, Los milagros de San Antonio de Padua de Benvenuto di Giovanni o el Bautismo de Jesús de Alessandro Franchi, entre otros. En el altar destaca el tríptico de Giuseppe Catani Chiti (1896) de la Inmaculada con santos.

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En el centro se yergue la fuente bautismal, encargada a Jacopo della Quercia. Se trata de una fuente hexagonal de mármol con relieves y figuras de bronce que adornan sus lados y esquinas. Dos de los relieves los realizó el magnífico escultor Lorenzo Ghiberti, autor de la Puerta del Paraíso del Baptisterio de Florencia. Donatello hizo uno de los relieves, el del Banquete de Herodes, dos virtudes, la Fe y la Esperanza y tres angelitos: uno de ellos aparece danzando, otro tocando la tuba y el último la pandereta (éste se encuentra en el Bodes Museum de Berlín).

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Finalizamos el recorrido con un dulce. La mejor pastelería de Siena es sin duda la Pasticceria Bini, situada en la Via dei Fusari, 9-13. Se ubica en el lugar donde Duccio tenía su taller y donde pintó la famosa Maestà. Es un sitio emblemático pues para el arte y la historia. Pero no es por ello por lo que he escogido esta pastelería de entre todas las de Siena, sino por la calidad de sus dulces. Entre sus especialidades encontramos el típico panforte sienés en todas sus variedades. Y a los que no les guste mucho el panforte deben probar alguno de sus pastelitos, todos de una delicadeza y un sabor sublimes. Junto a la pastelería se encuentra el obrador, donde se puede ver al maestro pastelero trabajando in situ.

Pastelería Bini, Siena

Espero que os haya gustado esta excursión por Siena ;)


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