Hoy he podido detectar una pequeña caída de migrantes de collalba gris Oenanthe oenanthe en el concejo de Gozón, junto con mis compañeras Arancha, Mª Jesús y Conchi. En concreto un pequeño grupo de 4 aves en la zona de Moniello y 2 más en la rasa de Cabo Peñas. Este pequeño paseriforme es más frecuente en otoño, pero sin duda nos alegra más la vista cuando lo vemos en primavera, sobre todo los machos que han adquirido ya sus galas nupciales.
Estos tienen un bonito tono azulado en el dorso, contrastando con las plumas negras del ala; en la cabeza poseen una lista blanca muy visible sobre el ojo, que contrasta también con un antifaz oscuro. En el pecho se adivina un color anaranjado.
La hembra de la collalba gris es más discreta, con el dorso de un tono gris pardo, las alas marronáceas y la lista ocular muy poco visible.
Estas fotos se corresponden con el grupo de Moniello, formado por tres machos y una hembra, que estuvimos observando al mediodía a placer durante largo rato. Se movían entre las zonas de prado y las rocas del acantilado, capturando insectos sin cesar. Las de Peñas eran un macho y una hembra.
No es extraño si uno se pone a pensar en los fantásticos viajes que esta especie emprende a lo largo de su vida. Ampliamente distribuida a lo largo del Hemisferio Norte, las que cruzan por aquí han pasado el invierno en África, al sur del Sahara, y se dirigen a sus cuarteles de cría en Europa Occidental, Islandia, Groenlandia o el NE de Canadá, como se ve en este mapa en la parte izquierda.
Algunas de las que sedimentan aquí podrían cruzar el Atlántico Norte en un sólo vuelo, sin escalas. Admirable. No es extraño por tanto que se alimenten y repongan fuerzas aquí todo cuanto puedan.