"Perdida" parte de un best-seller y eso queda patente en un argumento repleto de giros artificiosos, irracionales pero que construyen un todo muy entretenido a pesar de su abultado metraje. La clave aquí es el engaño, la doble cara que todos y cada uno de los personajes principales muestran y que es necesaria si quieren sobrevivir en un mundo donde la intimidad ha dejado de existir y en que la hipocresía, la superficialidad, el manejar los medios de comunicación es la mejor arma. La diferencia aquí la pone la mano del director, el magistral David Fincher, que saca petróleo de una trama demencial jugando con las diferentes perspectivas en un montaje perfecto que nos engaña al igual que a la audiencia que sigue el caso en la trama guiada por el amarillismo del periodismo más carroñero; éste se convierte en juez, ejecutor y redentor sin solución de continuidad. Muy destacable la interpretación de Rosamund Pike en un papel poliédrico que atrae y repele pero que es inolvidable. No considero razonables las acusaciones de misoginia que ha recibido la película puesto que el protagonista masculino tampoco puede considerarse una víctima, de hecho abiertamente se sugiere que es partícipe de todo el circo mediático que se forma y si asume su "condena" es porque ha probado la notoriedad y es incapaz de librarse de esa adicción,de romper esa nueva imagen pública que le ha dado una nueva vida, tan vacía y perdida como la anterior.