Revista Cultura y Ocio
Cada 3 de mayo se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Y cada 3 de mayo hay menos prensa y seguramente menos libertad. Más de 10.000 periodistas han perdido su trabajo en los últimos cinco años y los que quedan reciben cada vez más presiones para que no salga a la luz la mierda que se acumula en las cloacas del poder.
China, Irán, Turquía y Eritrea son, según la Federación Internacional de Periodistas (FIP), los peores países para ser periodista. Allí están la mayoría de los 300 periodistas encarcelados en todo el mundo por informar.
Pero no hace falta irse tan lejos para encontrar periodistas enjaulados.
Pierden la libertad de prensa los que no pueden publicar informaciones que afecten a sus anunciantes porque sin publicidad no hay nóminas y sin nóminas no hay periodistas.
Pierden la libertad de prensa los que no pueden investigar y tienen que limitarse a copiapegar las notas de prensa porque no hay suficiente personal en la redacción y tampoco hay dinero para gastarlo en temas propios.
Pierden la libertad de prensa los que se autocensuran intentando no menear temas que no gustarán a los gerifaltes del grupo de comunicación para el que trabajan.
Pierden la libertad de prensa los que se ven obligados a manipular la realidad por encargo de un jefe que en lugar de dirigir un medio es el tonto útil del partido de turno para hacer propaganda en el medio público de turno.
Y cada vez que un periodista pierde su libertad de prensa, la sociedad pierde un cachito de democracia.