Si hay una palabra que defina a Peris Romano (Madrid, 1978) sería la de “incombustible”. Desde que estrenara en 2003 su primer cortometraje, el exitoso “Sigue soñando”, el madrileño ha sido uno de esos afortunados que no ha parado de hacer cosas en el mundo audiovisual, ya sea en teatro, cine o televisión. Ahora, 8 años después de estrenar su primer largometraje junto a Rodrigo Sorogoyen -la muy recomendable 8 citas (2008), film que tuvo una gran acogida en el Festival de Málaga- el que podría calificarse como uno de los máximos renovadores de la nueva comedia española estrena su primer trabajo en solitario: “Los miércoles no existen” (2015), una película que da el salto de las tablas al celuloide y que el propio director define como un “retrato generacional”; un retrato generacional, por supuesto, aderezado con música y encabezado por un reparto de auténtico lujo, entre los que destaca un William Miller “que va a sorprender”. Pasen y descubran a un director que, sin duda, todavía tiene mucho que contar.
Peris Romano en pleno rodaje de “Los miércoles no existen”, su primer largometraje en solitario.
Desde que dirigiste tu primer cortometraje en 2003 no has parado de hacer cosas en el terreno audiovisual. De entre todas ellas, permíteme quedarme con la película “8 citas”, en la que participaste en el guión y dirección. ¿Fue un antes y un después en tu carrera?
Me dio la oportunidad de empezar a abrirme paso y de aprender de qué va esto. Fue un paso más, pero no un trabajo que diera un giro a mi vida ni nada de eso. Los miércoles no existen, por todo lo que ha supuesto y la época en la que ha sucedido, sí ha supuesto un antes y un después.
La gente todavía se acuerda de esa película, especialmente de la antológica escena de la cena protagonizada, entre otros, por Arturo Valls.
Arturo tiene un don natural para la interpretación, tanto para el drama como para la comedia, y en esa escena lo demuestra.
Llevabas 8 años sin estrenar una película, ¿qué has estado haciendo este tiempo?
Televisión, cortometrajes, teatro, escribir, buscar el momento…la crisis nos ha golpeado a todos, ha sido una criba para mucha gente que un día dejó su ciudad para formarse y vivir de hacer lo que le gustaba. Muchos de ellos se han visto obligados a volver a casa y reinventarse. Yo he conseguido mantenerme, que no es poco.
¿Crees que se podría explotar más la idea de trasladar al cine español algunas obras de teatro de éxito, como ha ocurrido con “Los miércoles no existen”?
Sin duda, el teatro y especialmente el independiente o el que está fuera del circuito comercial, es una cantera de talento enorme. Hay muchas potenciales “películas” sobre las tablas y de todo tipo de géneros. Ojalá Los miércoles no existen sea el principio de muchas películas de gente nueva que tuvieron un primer paso por el teatro. De hecho, “La llamada”, un musical nacido casi en paralelo a Los miércoles…, también prepara su salto al cine para el año que viene.
¿A qué se debe el título de la película?
Es una anécdota personal, una reflexión sobre la pareja y qué pasaría si hubiese un día en el que sentimentalmente todo vale: ¿qué haríamos? Ese es el punto de partida, pero luego entran otros factores de riesgo, como la onda expansiva de esa decisión. El efecto dominó, la teoría de caos… llámalo como quieras. El caso es que todo estaba de una manera, y de repente…
¿Por qué recomendarías ir a ver tu última película? ¿Qué podemos encontrar en ella?
Creo que la gente se va reír, y también emocionar. La película no discrimina a ningún tipo de público, pero la va a sentir más cerca todo el mundo que empieza o está inmerso en eso que llamamos la vida adulta. Ese momento tras dejar la universidad, independizarse, a veces cambiar de ciudad, afrontar el mundo laboral, el golpe de realidad…El público va a poder identificarse con los personajes y lo que les sucede. Se habla de finales y el volver a empezar en ese momento cuando te das cuenta que tu vida no es como querías o pensabas que sería. Todo ello con música y Madrid como un personaje más de la historia.
¿Tenías a los actores de la película en mente a la hora de trabajar en el guión?
Sólo los de Gorka Otxoa y William Miller, el resto ha sido fruto de una serie de consecuencias y aunque he tenido que renunciar a la mayoría de los actores que había en la obra de teatro, estoy muy contento y orgulloso de poder tener el lujo de contar con un reparto así.
No es para menos porque tienes el reparto de ensueño para cualquiera que se dispone a hacer una comedia. ¿Qué actor crees que va a sorprender más?
Es un repartazo, creo que en pantalla se ve la química que hay entre ellos y se salen haciendo sus personajes. Pero William Miller va a sorprender. Está asociado a otro tipo de papeles más dramáticos y aquí creo que va a despertar el cariño y la simpatía de todo el público.
Has trabajado tanto en cine como en televisión. ¿Es muy diferente dirigir el capítulo de una serie que una película?
Lo que cambian son el género, los medios y los tiempos, el resto se trata de los mismo. De contar una historia la manera más atractiva posible para el espectador, acorde a los recursos que cuentas.
Hace unos años parecía como si escribir o dirigir series de televisión fuese un oficio de segunda división y que lo realmente importante era el cine. ¿Crees que ha cambiado esta percepción debido al considerable aumento de calidad de las series?
Estamos en proceso de cambiar esa percepción, hay series que lo han demostrado como “Isabel”, “El Ministerio del tiempo”, “Velvet”, “Sin identidad”, “El Príncipe”, “Allí abajo” y me dejo fuera varias más…pero aún se arrastran ciertos prejuicios. Si queremos estar a la altura de la ficción que se hace en Europa o Estados Unidos, debemos revisar entre las televisiones, los productores y los creadores , nuestro “manual de hacer series de TV”. Y podríamos empezar por la duración de los capítulos.
Como director, ¿qué es lo que te atrae principalmente de la comedia? ¿Te gustaría cambiar de registro y dirigir una película de terror, por ejemplo?
Creo que no hay nada mejor que hacer reír a la gente, y a ser posible desde el propio personaje y lo que le sucede, sin tener que recurrir a artificios. Hacer que el espectador se sienta tan cercano a él, lo entienda y lo conozca, que lo que a priori no es un chiste, verbalizado en boca de ese personaje, sí que lo sea. Conseguir eso es maravilloso. Eso es lo que me atrae a la hora de hacer comedia y crear una nueva historia.
Como espectador me gusta que la comedia reconforte y es lo que trato de hacer como guionista y director. Es un hueco que hay en nuestro cine, con margen aún para contar historias nuevas, diferentes. Me siento cómodo en él.
¿A qué te dedicas actualmente?
Además de la comedia, también me motiva contar otro tipo de historias, de hecho ahora mismo estoy inmerso en una miniserie para TVE basada en la novela La Sonata del Silencio, que es un thriller sentimental ambientado en el Madrid de 1946. Me siento un privilegiado de poder contar historias tan distintas y aportar mi visión desde el guión y la dirección.