PerretxiCo, la mejor barra de pintxos vascos, llega a la capital.
Tapear es una costumbre extendida por toda España que, habla no solo de la vasta y exquisita gastronomía española, sino también de la propia identidad del país. Tanto es así que el Gobierno ha iniciado los trámites para que se declare Patrimonio Cultural Inmaterial a esta sabrosa tradición.
Y si tapear a lo largo y ancho de la geografía española es un hábito placentero, hacerlo en el País Vasco roza la categoría de arte. Porque hablar de la gastronomía vasca es hablar de la cuna de grandes cocineros, es hablar de tradición, pero a la vez de vanguardia; es hablar de producto, de calidad, de técnica, de cocina en miniatura convertida en joyas culinarias.
Pues bien, desde hace pocos meses se puede disfrutar en Madrid de una auténtica barra de pintxos vascos gracias a la apertura de PerretxiCo, una taberna desenfadada donde la tradición se fusiona con la innovación y el ingenio para deleite de todos los comensales.
Su casa madre se encuentra en Vitoria donde arrancó hace seis años con la mira puesta en convertirse en uno de los estandartes de la cultura del pintxo y así lo atestiguan algunos de los prestigiosos galardones con los que ha sido reconocido este local: Premio a la Innovación en el Concurso de Pintxos de Euskal Herria, primer premio de la Semana del Pintxo de Álava, mejor Tapa Vanguardista de España en el Concurso Nacional de Pintxos y Tapas de Valladolid.
El restaurante consta de dos partes bien diferenciadas, una barra en la entrada repleta de pequeños y apetitosos bocados entre los que te costará decidirte. A la barra, no solo atestada de pintxos sino también de clientes, le sigue una pequeña sala con unas pocas mesas donde, además de poder degustar los pintxos y platicos, también se sirven dos menús degustación (de 32,50 y 34,50 euros) donde desfilan algunos de las elaboraciones más laureadas de la casa.
Es el caso del donut de cocido vasco acompañado de un caldito tradicional preparado durante 16 horas, uno de los platos más aclamados y mejor valorados no solo por el público sino también por alguno de los certámenes anteriormente mencionados. Sin duda alguna, los premios hacen justicia a este aperitivo que no deja indiferente, ni a la vista ni al gusto.
El restaurante consta de dos partes bien diferenciadas, una barra en la entrada repleta de pequeños y apetitosos bocados entre los que te costará decidirte. A la barra, no solo atestada de pintxos sino también de clientes, le sigue una pequeña sala con unas pocas mesas donde, además de poder degustar los pintxos y platicos, también se sirven dos menús degustación (de 32,50 y 34,50 euros) donde desfilan algunos de las elaboraciones más laureadas de la casa. Es el caso del donut de cocido vasco acompañado de un caldito tradicional preparado durante 16 horas, uno de los platos más aclamados y mejor valorados no solo por el público sino también por alguno de los certámenes anteriormente mencionados. Sin duda alguna, los premios hacen justicia a este aperitivo que no deja indiferente, ni a la vista ni al gusto.
Entre sus propuestas destacan también el turrón de foie con yogur colado, picatostes bronceados y menta, el txangurro a la donostiarra dorado al horno, el carpaccio de txuleta con parmesano o el cordero asado del señorito deshuesado y elaborado a baja temperatura durante 8 horas, un verdadero bocado digno de señoritos.
Si los pintxos y platicos triunfan, los postres tampoco desmerecen y aquí se postula eso de “decir que no al postre es de flojos”. Por eso como lo que bien empieza, bien acaba, no se puede renunciar a un bocado dulce con claras alusiones al País Vasco. Entre su carta de postres sobresale la tarta de idiazábal al horno con arándanos y nueces, el pasteliCo de chocolate empapado en nata fresca con sopa dorada y el yogur del caserío con muesli y frutas.
El equipo de PerretxiCo ha experimentado en primera persona la revolución que ha llevado la alta gastronomía vasca a las barras taberneras. Su cocina se transforma en un laboratorio en el que la tradición y la innovación se fusionan y se equilibran para sorprender al comensal, pero sobre todo, para gustar.
Al frente de esta barra se encuentra el chef vasco Josean Merino, que cuenta con cuatro eguzkilores concedidos por la Guía BEST Pintxos y Gastro, una guía que reconoce con sus galardones los mejores bares de pintxos de Euskadi y Navarra.
Si comer es un placer, beber no lo es menos y con esta categoría de barra no contar con una propuesta de altura sería todo un sacrilegio. En PerretxiCo lo saben y han formulado una cuidada y distinguida carta con vinos de diferentes denominaciones de origen, selectos txacolís y pequeñas promesas jóvenes de la viticultura de la Rioja Alavesa.
Ya no es necesario que te traslades al País Vasco para disfrutar de una buena barra de pintxos y deleitarte con estas pequeñas joyas en miniatura.