Revista Cine

Pídala Cantando/XIV

Publicado el 24 marzo 2010 por Diezmartinez
Pídala Cantando/XIV
Un lector habitual de este blog, que se dice anonadado por Gattaca, me pidió si no tenía algo escrito sobre ella. Busqué en mis archivos y me encontré este texto publicado en el momento del estreno. ¿Pienso exactamente lo mismo sobre la película? No lo sé. Tendría que volverla a verla de nuevo. Leyendo esta reseña de hace más de una década, tengo la sensación que fui algo duro con ella.
En un "futuro no muy distante", los seres humanos se reproducirán in vitro, eligiendo el mejor espermatozoide y el mejor óvulo para diseñar genéticamente el hijo que se quiera: con 1.80 de estatura, de ojos verdes, fuerte, sin problemas cardiacos, con una inteligencia superior, sin inclinación al alcoholismo, etcétera. Vincent (Ethan Hawke, adecuadamente frío en su interpretación) ha sido concebido a la antigüita -es "un hijo de Dios"- y, por lo tanto, ha salido defectuoso: de estatura mediana, frágil, con problemas cardiacos. Por lo tanto, su destino está marcado genéticamente: es un "in-válido" que, cuando mucho, logrará trabajar como afanador en una suerte de NASA futurista, Gattaca Corp., encargada de lanzar al espacio media docena de expediciones diarias. Como Vincent sueña con convertirse en astronauta y su condición de in-válido se lo impide, intercambia personalidad genética con el "válido" Jerome (Jude Law sombrío), un ejemplar diríase perfecto si no fuera porque ha quedado parapléjico debido a un accidente automovilístico. Con la ayuda de la sangre, la orina y los desechos de la piel de Jerome, Vincent logra entrar a Gattaca como programador y tal es su desempeño que ha sido elegido para viajar, por fin, al espacio. Sin embargo, el asesinato de un ejecutivo de la compañía, y el metódico trabajo de un viejo detective (un magnífico Alan Arkin) y su joven jefe (Loren Dean) pondrán en peligro la sustitución de Jerome por Vincent, pues una pestaña de éste lo pondrá en evidencia como un "in-válido" infiltrado entre la élite.
Se trata de Gattaca, Experimento Genético (Gattaca, EU, 1997), el inteligente primer largometraje del realizador neozelandés Andrew M. Niccol, autor también del guión original de esta filme de ciencia ficción que, para sorpresa de quien esto escribe, NO TRATA -por fortuna- sobre la invasión extraterrestre de nuestro planeta, moda si la habido de lo años 90 en las cintas futuristas (El Dia de la Independencia, Hombres de Negro, Marcianos al Ataque, Invasion et al).
Esta primera película de Niccol tiene varios problemas, atribuidos a un guión mal aterrizado en algunas de sus subtramas. De ah¡ la franca inutilidad de la historia de amor entre Vincent e Irene (Uma Thurman), una despampanante programadora de Gattaca; el desafortunado e injustificado giro final de la historia cuando se descubre la identidad del hermano de Vincent; o la aparición de personajes secundarios que no agregan nada a no ser que sirvan de pretexto para la reaparición del legendario Ernest Borgnine, una de las grandes figuras viriles del cine americanos de los 60/70. También es de hacerse notar la total ausencia de química entre Hawke y Thurman en el filme, algo curioso si se recuerda que son pareja en la vida real.
Con todo, Gattaca guarda varios atractivos para el aficionado al cine de ciencia ficción: es una película interesante y con ideas -condición ineludible para cualquier buen filme fantástico que se
precie de serlo-, es una película adulta -es decir, trata un tema inquietante y polémico como la manipulación genética en un futuro que no se antoja demasiado alejado- y tiene a su favor un capcioso diseño futurista, o más bien retrofuturista -nominación al Óscar en su dirección de arte-, pues en este mundo de Gattaca podemos encontrar autos que parecen provenir de los 60, edificios amplios y fríos extraídos de una fantasía paranoica a lo George Orwell y una impresionante tecnología médico/genética que nos ubica con suficiente verosimilitud en un extraño y sombrío futuro en donde tener un hijo se ha convertido en una operación tan trascendente como pedir una Big Mac a nuestro gusto.

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