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Pipas y tabacos

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

El origen de fumar en pipa se remonta a épocas tan antiguas como la de los dioses en la tierra de los hombres.

En las ruinas del oráculo de Delfos, se encuentra un relieve donde puede apreciarse a la pitonisa, con un adminículo parecido a una pipa de barro. Posiblemente en ella fumaba alguna hierba alucinógena, que le permitía entrar en comunicación con los dioses por medio del trance.

Pipas y tabacos
No existe precisión sobre cuando ni cómo el hombre comenzó a fumar, lo que no cabe duda en que fue por motivos religiosos; luego se pondrían de manifiesto las complejas mecánicas de las adicciones sociales. De esta relativa certeza, llegada hasta nuestros días a través de la tradición oral de pueblos muy antiguos, se desprende que ya en tiempos de Plinio se utilizaban las inhalaciones de humo con fines curativos. Herodoto habló de tribus escitas que arrojaban incienso y otras hierbas al fuego, para luego aspirar el humo en rituales y terminar irremediablemente ebrios.

A través del tiempo, el hombre ha fumado incienso, cáñamo, corteza de sauce, hongos venenosos desecados, hojas de rosas, verbena, etcétera. Hasta llegar a nuestros días, en los que no solo se fuma tabaco, sino muchas otras hierbas complejas y también nocivas.

El uso de políticas dominantes a través de las adicciones, hizo que en muchas comunidades solo se permitiera fumar hierbas alucienógenas en liturgias chamánicas. En tanto los fumadores sin tabaco, debieron ser penalizados por leyes tan estrictas como las del Sha de Persia Abbas I el Grande, que había ordenado que se le cortaran los labios a quienes se encontrara fumando. Otro tanto había ordenado el emperador mongol Jahangir en el siglo XVI. El uso de drogas para fumar, permitió a los británicos en el siglo XIX, manipular la llamada "Guerra del opio" para "poner a dormir a China durante un siglo" y quedarse con Hong Kong, gracias a las adicciones fomentadas en los fumaderos del Extremo Oriente.

Cuando todavía no se conocía el tabaco en Europa -si no hasta después de 1492-, se fumaba opio y otras hierbas con propiedades analgésicas, hipnóticas y narcotizantes, cuyo consumo es inevitablemente adictivo. Para evitar la dependencia popular de estas drogas, se aplicaban sanciones muy duras a los fumadores. En Inglaterra por ejemplo, el rey Jacobo I hacía castigar duramente a los fumadores y hasta hace un poco más de doscientos años, en Turquía, aún se sancionaba con salvaje ensañamiento a quien se encontrara fumando sustancias psicotrópicas prohibidas. Como correctivo, se les perforaba el cartílago de la nariz para introducirle la pipa por entremedio de la herida.

Finalmente, en América precolombina, podemos afirmar que el tabaco, sin dejar de ser nocivo, dio motivos para la ceremonia de paz, tal como reza una vieja leyenda nativa norteamericana. Esta fábula indígena, cuenta que sobre la pradera yacía sin vida un indio búfalo, al que sus hermanos velaban en un complejo ritual. En ese momento, un chacal que pasaba por el lugar, vio lo que los hombres hacían y no tuvo peor intención que burlarse de los deudos en tanto emprendía una veloz huida para que los hombres no lo alcancen. Desde entonces el chacal no tuvo descanso, todos los indios búfalo lo buscaron para cobrarse la afrenta. Hasta que el dios Manitú se apiadó del chacal y le puso en las manos una pipa cargada con tabaco, para que ofreciera a los indios una fumada como símbolo de paz. Así fue que Manitú les dijo: "Cuando fumen la pipa habrá renacido la paz y la cordialidad entre los hijos de la Tierra". De este modo se popularizó la pipa de la paz, llamada después calumet por los franceses.

BREVE HISTORIA DEL TABACO

La gran difusión del tabaco en el mundo antiguo, comenzó posiblemente, con el grito de Rodrigo de Xeres, más conocido como Rodrigo de Triana, cuando avistó las costas del nuevo continente. Y fue el mismo Rodrigo quien amplió detalles, cuando al ser designado por Colón para llevar a cabo la primera avanzada en tierra, regresó al segundo día de su expedición, con la noticia de que había encontrado a un pueblo, al que denominó "hombres chimenea", tras haberlos observado fumando en posibles pipas de caña o de barro.

El sacerdote fray Bartolomé de las Casas, fue quien recopiló en su Historia de las Indias, el relato de Rodrigo de Triana sobre aquél día:

"... Siempre los hombres con un tizón en las manos, toman sus sahumerios, que son unas hierbas metidas en cierta hoja, seca también, a manera de mosquete, y encendido por la una parte del, por la otra chupan o sorben o reciben por el resuello para adentro aquél humo; con el cual se adormecen las carnes y cuasi emborracha, y así diz que no sienten cansancio. Estos mosquetes, o como los nombraremos, llaman ellos tabaco".

Pipas y tabacos
Con gran meticulosidad, Fray Bartolomé de las Casas narró en sus crónicas la fecha precisa en que los cateadores -nombre con que se designaba a los buscadores de oro- tomaron conocimiento el 4 de noviembre de 1492, de la existencia de maíz y al día siguiente, de la planta del tabaco en suelo venezolano, donde los nativos enrollaban las hojas o las envolvían con chalas (las hojas de la planta del maíz) para fumarlas.

Mientras tanto, el resto del mundo ignoraba ese extraño hábito americano de fundamentos rituales y curativos. Le correspondió entonces a Cristóbal Colón, llevarlo a España como uno más de los tantos productos exóticos hallados en las Nuevas Tierras. Así fue que entre el tomate, el cacao, la patata y otras variedades desconocidas en Europa, Colón presentó al tabaco en la sociedad del viejo mundo.

Claro que el tabaco por sí solo, como producto litúrgico no representaba mucho para el europeo. Para poder encontrarle sentido a los estímulos que producía en los nativos, había que mascarlo o fumarlo arrollado en forma de cigarro o bien, utilizar lo que finalmente fue descrito por los españoles como pipa.

No existen precisiones sobre el origen de la pipa, pero culturas tan variadas como las de los mayas, griegos o romanos, sí solían utilizar hierbas en sahumerios para acondicionar ciertos ritos religiosos y aromatizar ambientes. Quizás el hecho de inhalar esos humos también haya constituido el posible origen de la pipa, palabra que tiene su fundamento en la expresión latina pipare, que define a los recipientes para guardar vino u otros licores, y precisamente por su forma de pequeño tonel (la cazoleta donde se carga el tabaco) es por lo que ha recibido el nombre con el que llegó a nuestros días. Aunque también se la asocia con la forma de carozo que tienen algunas pipas amasadas en arcillas.

Francisco Hernández de Toledo, introdujo por primera vez la semilla del tabaco en España, otros atribuyen esto al sacerdote franciscano español Romano Pane, quien envió en 1518, hojas y semillas a Carlos V, que dispuso que se ensayase su cultivo en la península.

Casi medio siglo más tarde, en 1560, Jean Nicot, embajador de Francia en Portugal, compró la semilla a unos mercaderes y la llevó a su país para ofrecérsela a la reina Catalina de Médicis, la que luego de los primeros cultivos, usó la hoja seca y limada denominándola rapé, palabra derivada del francés râpé que significa rallado o raspado. Esta ralladura de tabaco terminó siendo socialmente usado para aspirarlo en forma de polvo por la nariz

Hacia el año 1556, el monje franciscano André Thêvet (1504-1592) gran viajero y cosmógrafo de la corte real en Francia, fue quien introdujo en los jardines de Angoulême, la planta del tabaco proveniente de Brasil.

Por entonces, los naturalistas franceses que analizaron el tabaco recién importado, le dieron el nombre de Nicotiana (en memoria de Nicot), con el que hasta hoy se conoce genéricamente a la planta de tabaco.

A mediados de 1585 el navegante inglés sir Francis Drake, llevó el tabaco a Inglaterra y fue sir Walter Raleigh, quien inició la costumbre de fumar el tabaco en pipa entre los cortesanos isabelinos, imponiéndose en la corte real, como símbolo de elegancia, aristocracia y distinción.

Rápidamente la moda de fumar tabaco se difundió por el resto de Europa y Rusia. Para el siglo XVII los mercaderes la hicieron llegar a China, Japón y la costa occidental de África, donde ya se fumaban otros tipos de hierbas en pipas de arcilla y porcelana.

Desde principio de 1600, España monopolizó el mercado del tabaco que partía mayormente de Cuba hacia Castilla y León. A mediados de 1634, implantó un estricto control aduanero sobre todos los territorios de la corona. Esta medida provocó una serie de conflictos hasta que en 1735, España debió ceder la explotación del tabaco cubano a la Compañía de La Habana. Así se consintió que capitales coloniales ingleses, se conviertan en los principales productores mundiales de tabaco.

Si bien desde 1615, esta compañía venía desarrollando sus propias plantaciones en Jamestown, había logrado extender sus cultivos hasta Carolina del Norte y el oeste de Missouri.

Un hecho curioso dio origen a las características del tabaco local, cuando a mediados de 1864, un agricultor de Ohio, obtuvo por casualidad una cepa deficiente en clorofila, a la que denominó burley blanco que con el tiempo terminó por convertirse en el ingrediente principal de las mezclas de picadura de tabaco americano.

Un poco después, al desarrollarse el tabaco Maryland, nació la idea de mezclarlos con el Flue-Cured o tabaco Virginia, para obtener el cigarrillo "Blended" o Mezclado Americano, que hasta el día de hoy mantiene vigencia.

De todos modos, es importante aclarar que fumar produce adicción y es perjudicial para la salud, por lo que poco a poco, esta costumbre nociva quedará en la historia de la humanidad, como uno más de sus aprendizajes, en vías de alcanzar una mejor calidad de vida.

Eduardo Jorge Arcuri Márquez

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