El piragüismo es una actividad que puede practicar cualquier persona y que cuenta con infinidad de posibilidades.
Hoy en día, existe una gran confusión con la terminología que hace referencia a la actividad que consiste en navegar en un bote propulsado por una pala. Seguro que mucho de nosotros emplearíamos la expresión “voy a montar en piraguas” cuando queremos decir que tripular una embarcación ayudados por una pala. Hasta aquí, podríamos decir que la expresión es correcta. El problema llega cuando nos referimos a los términos kayak y canoa… ¿sabemos diferenciarlos?, ¿sabemos a ciencia cierta cuándo practicamos una u otra modalidad?
A modo de aclaratoria vamos a remontarnos a la historia para encontrar el origen de estos conceptos:
Las palabras "piragua" y "canoa" pertenecen a las lenguas arahauacas (lenguas indígenas americanas), que se utilizaba para denominar a las embarcaciones típicas de su cultura. Ambas se caracterizaban por tener igual proa (parte delantera) y popa (parte trasera). Sin embargo, la piragua era algo más grande y podía incluir el uso de velas. Eran propulsadas por una, dos o cuatro personas con palas de una hoja. Su uso principal era el recreativo y el utilitario (para pescar).
La palabra "kayac" procede del esquimal y significa “bote hombre”. Se usaba para pescar o cazar. Propulsada por una persona con una pala de dos hojas.
Como se observa, la procedencia es diferente, aunque el uso era bastante similar, pero la principal diferencia radicaba y radica en la pala.
Hoy día, podemos simplificar que el término piragüismo es el término genérico que engloba a las dos modalidades, kayak y canoa, y que éstas se diferencian por la pala, de dos y una hoja, respectivamente.
En cuanto al número de tripulantes que irá en cada embarcación dependerá de varios factores: modalidad deportiva de competición, del uso recreativo, etc. cuando nos referimos a un kayak de una persona se denomina “K1”, si es de 2 personas “K2” y así sucesivamente. Igual pasa con la canoa “C1”, “C2” nos dirá de cuántas personas es el bote.
En 1842 se consideró el piragüismo como deporte, siendo hoy día las modalidades más representativas: Aguas tranquilas, Slalom (en aguas bravas), Descenso de Aguas bravas, Ascensos, Travesías y Piragüismo recreativo.
Es en ésta última donde nos vamos a centrar por ser la modalidad que está al alcance de cualquiera y que nos permitirá experimentar un sinfín de posibilidades. En Extremadura contamos con más de 1500km de costa de agua dulce, eso lo podemos traducir en más de 1500 situaciones distintas, puesto que cada kilómetro que recorramos nos aportará algo diferente, un paisaje único, una sensación inigualable. En el Valle del Jerte se puede practicar esta modalidad, guiada por empresas expertas del sector como son JerteXtrem y Guia2, en la que pasarás unas horas divertidas entre amigos, con la familia… también podrás avistar aves desde un entorno singular como es el Pantano Jerte, incluso podrás sentir la adrenalina de los rápidos que nos aguarda en el río Jerte. Eso sí, para poder disfrutar al máximo de esta actividad, ponte en manos de profesionales, ellos velarán por tu seguridad en todo momento.