Sin embargo desde hace varias temporadas la situación ha cambiado radicalmente, y esta primavera no ha sido una excepción. Los grupos que se observan son normalmente muy pequeños, y apenas pasan de las 50 aves los mejores días. La razón de esto, como siempre, es un misterio. Quizás ahora siguen otra ruta migratoria, quizás no se detienen a descansar en los campos cantábricos, quizás hay un descenso poblacional...quién sabe. Lo que es una pena es que ya apenas se escuchan sus interminables reclamos que antes llenaban el litoral como un sonido inconfudible de la primavera.
