Ni pizza ni pasta, con esta premisa decidimos un grupo de amigas preparar una comida con sabor a Italia, porque la cocina italiana va mucho más allá de los restaurantes de comida rápida que empezaron a aparecer en España a finales de los 70'.
Yo conocí la cocina italiana de casualidad, como ya os conté en otra ocasión, por una coleción de libros de cocina basados en la gastranomía italiana que me compré al poco de casarme, para salir del apuro de no saber ni freír un huevo. Después, al poco tiempo, fue una de mis hermanas la que se fue a vivir a Italia durante diez años y me descubrió otras recetas de primera mano.
Para la reunión que mencionaba al principio, tenía claro que iba a hacer el pollo a la pizzaiola, pero como mis libros desaparecieron de casa hace siete años (es una larga historia), me puse a buscar la receta en Internet y en cuanto ví la publicada en la enciclopedia de gastronomía del periodista Pepe Iglesias, sabía que la había encontrado. No por la receta en sí, sino por el nombre del periodista (los que me conocen saben por qué, jeje)
Ingredientes: (6 personas)
- 6 pechugas de pollo
- 1 bote grande y otro pequeño de tomate natural pelado (para la passata)
- 1 cabeza de ajos
- 1 vaso de vino blanco
- 1 puñado generoso de aceitunas negras deshuesadas
- 1 cucharada de alcaparras
- 1 cucharada de orégano
- Aceite de oliva virgen
- Sal y pimienta
Elaboración:
Cortamos las pechugas de pollo primero en tiras y luego por la mitad para trocearlas. Las salpimentamos y freímos en aceite de oliva. Laminamos los dientes de la cabeza de ajo y los añadimos al pollo cuando ya les hayamos dado la vuelta, para que los ajos no se doren mucho.
Mientras se está friendo el pollo vamos preparando la passata. La passata es una deliciosa salsa de tomate en la que este se deja reducir al 50% del volumen en su propio jugo. Podemos pelar los tomates y trocearlos, pero también podemos recurrir al tomate natural pelado de lata. Troceamos los tomates y los echamos en una sartén junto con el jugo. NO hechamos aceite ni ningún tipo de grasa. Cuando haya reducido a la mitad reservamos.
Cuando el pollo esté frito, le añadimos el vino blanco (de calidad por favor) y dejamos que evapore el alcohol. A continuación ponemos todo el pollo en una cazuela y añadimos la passata, el oregano y las aceitunas y alcaparras troceadas de forma grosera.
Dejamos hacer a fuego muy lento durante 40 minutos para que la salsa se siga reduciendo y concentrando.
Rectificamos la sal y servimos. Acompañado de un poco de pasta tendríamos un plato único muy completo.
Bon appétit