Ingredientes:
- un pollo- 6 dientes de ajo- 4 guindillas- aceite de oliva- sal, ajo y perejil para el adobo
Preparación:
Hacemos el adobo, para ello picamos un diente de ajo, una rama de perejil, añadimos una cucharada de sal y machacamos todo en un mortero. Cortamos el pollo en trozos pequeños, este paso es mejor que os lo hagan en la carnicería porque si no estamos acostumbrados a cortarlo, los huesos del pollo se pueden astillar y a la hora de comerlo resultaría muy desagradable. Adobamos el pollo con el ajo, el perejil y la sal y lo freímos en abundante aceite de oliva. Tenemos que dejarlo al fuego durante bastante tiempo para que quede bien pasado. Aunque lo veáis dorado por fuera en el interior tarda más en estar. Retiramos el pollo y en el mismo aceite en el que lo hemos frito, doramos los seis dientes de ajo muy picados y las cuatro guindillas; doramos el ajo pero con cuidado de que no se nos queme. Apartamos las guindillas -si os gusta mucho el picante y no os importa comerlas las podéis dejar- y volcamos por encima el pollo troceado. Dejamos que el pollo se impregne del sabor del ajo unos cinco minutos y listo para comer.
Curiosidades:
La carne de pollo es esencialmente un alimento proteico pero también posee lípidos, vitaminas y minerales. Contiene calcio, fósforo, magnesio, zinc, hierro y potasio. Posee ácido fólico importante para el correcto funcionamiento del cerebro y vitaminas del grupo B, A y C.El pollo es un producto económico con una carne que encoge poco durante el cocinado y fácilmente digerible.El ajo es un antiséptico natural que se utiliza como expectorante y para aliviar afecciones respiratorias como la tos, el asma o la bronquitis.Esta receta la podéis dejar preparada con antelación, os sirve para llevar en tupper al trabajo, se puede congelar y es apta para celíacos.
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