(Berlín, 17/12/2010, EFE)
El primer ministro polaco, Donald Tusk, calificó de "inaceptable" el informe de las autoridades rusas sobre el accidente aéreo de Smolensk (Rusia), en el que murieron el entonces presidente polaco Lech Kaczynski y otras 95 personas.
El jefe de gobierno polaco argumentó su rechazo al documento señalando que parte de las conclusiones de los técnicos rusos no están suficientemente "demostradas", según informó la agencia de noticias polaca PAP.
"No digo que (las conclusiones) no sean correctas, sino que no están demostradas", matizó el primer ministro polaco.
Tusk realizó estas declaraciones en la cumbre de jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea (UE), que arrancó hace tres días en Bruselas, y un día después de que se difundiesen diversas irregularidades en el informe ruso.
Así, las tumbas de Kaczynski y su esposa María podrían contener restos de otras víctimas mortales, tras haberse detectado varias anomalías en la identificación de los cadáveres, como reflejan los análisis de ADN.
Las autoridades polacas consideraron que la documentación que les ha remitido Rusia sobre las autopsias y los análisis está considerablemente desordenada y han detectado errores de identificación y numeración, según un contrainforme polaco de 150 páginas filtrado ayer por medios locales.
Rusia entregó a Polonia el pasado 20 de octubre un informe de 200 páginas sobre la catástrofe aérea de Smolensk y pidió a Varsovia un posicionamiento oficial al respecto en un período máximo de 60 días.
Por el momento se desconoce la fecha definitiva en la que se publicará el informe final ruso.
Además, la fiscalía polaca todavía no ha recibido desde Rusia el material necesario para proceder a la identificación formal y exhaustiva de todos los restos de los fallecidos.
El accidente del avión presidencial polaco se produjo el pasado 10 de abril, cuando el aparato pretendía aterrizar en el aeródromo ruso de Smolensk entre una densa niebla.
A bordo viajaban el entonces presidente de Polonia, Lech Kaczynski, su esposa y una comitiva de altos cargos civiles, militares y religiosos que tenían previsto asistir a la ceremonia en recuerdo de los más de 20.000 oficiales polacos asesinados por orden de Stalin en Katyn en 1940.