(Varsovia, 28/02/2012, EFE)
El primer ministro polaco, Donald Tusk, transmitió ayer un mensaje de apoyo a los habitantes de Bielorrusia, a los que pidió que sean fuertes y resistan, y reiteró su respaldo a las sanciones de la Unión Europea contra el régimen de Alexandr Lukashenko, considerado como la última dictadura de Europa.
Tusk utilizó la lengua bielorrusa para dirigirse a los ciudadanos de esta ex república soviética, a los que recordó que Polonia está abierta a cooperar con Bielorrusa si Minsk da un paso decidido de apertura.
“Cada gesto que indique una tendencia más democrática y la voluntad de proteger los derechos humanos básicos es evaluado positivamente”, dijo Tusk, quien no obstante se mostró partidario de mantener las sanciones contra el Gobierno de Lukashenko mientras no se demuestre esa voluntad aperturista.
Para el primer ministro polaco, la reacción del Ejecutivo bielorruso a las recientes sanciones impuestas por la UE ha sido “nerviosa y bastante drástica”, lo que evidencia que Bruselas está actuando en la línea adecuada y que las medidas adoptadas suponen un “problema” para el régimen bielorruso.
De hecho, el Gobierno de Bielorrusia reaccionó ayer al anuncio de nuevas sanciones sugiriendo a los embajadores de Polonia y de la UE que abandonasen el territorio del país.
Bielorrusia acusó hoy a la Unión Europea de causar una escalada de tensión en sus relaciones después de que la UE adoptase sanciones contra el régimen de Lukashenko y llamara a consultas a sus embajadores en Minsk.
La considerada última dictadura de Europa reaccionó así a la última ronda de sanciones aprobada por Europa, en la que se adoptaron medidas contra 19 jueces y dos mandos policiales implicados en la represión de la oposición.
Éstos se sumaron a los más de 200 bielorrusos que ya figuran en la “lista negra” europea, por la que se congelan bienes y se prohíbe viajar a territorio comunitario.
La UE exige la puesta en libertad de todos los opositores detenidos y encarcelados tras los disturbios que estallaron en Minsk el 19 de diciembre de 2010 cuando la oposición salió a las calles para denunciar el fraude en las elecciones presidenciales.
Mientras, analistas polacos alertaban hoy del riesgo de que la UE aisle a Bielorrusia, ya que de esta forma se estimula el acercamiento entre la ex república soviética y Rusia.