Revista Regiones del Mundo

Polonia procesa al exjefe del espionaje comunista

Por Nestortazueco

(PiotrKOowalski, Varsovia, 21/02/2012)

El general polaco Czeslaw Kiszczak, ex jefe de los servicios secretos comunistas (SB) y antiguo ministro de Defensa y de Interior, se sentará de nuevo en el banquillo por su presunta responsabilidad en la muerte de nueve mineros tras el establecimiento de la ley marcial, el 13 de diciembre de 1981, según informaron ayer diversos medios.

Este autogolpe de Estado del régimen comunista fue organizado por el general Wojciech Jaruzelski para poner fin a las movilizaciones obreras dirigidas por el sindicato independiente Solidaridad. La ley marcial provocó la muerte de un centenar de personas y unas 10.000 detenciones y descabezó la cúpula de Solidaridad. El periodista del diario Gazeta Wyborcza y opositor de izquierda al comunismo Adam Michnik sostiene que el general Kiszczak fue uno de los responsables del secuestro y asesinato del popular sacerdote Jerzy Popieluszko, el 19 de octubre de 1984.

Kiszczak, que tiene 86 años, podría ser condenado a ocho años de prisión por un tribunal de Varsovia, porque la investigación judicial considera probado que el alto mando militar ordenó a las unidades de los Zomos de la Milicia (los antidisturbios de la Policía comunista) reprimir con dureza las protestas de los mineros del sur del país. La represión causó la muerte de nueve trabajadores y numerosos heridos y detenidos.

Los jueces sostienen que el general retirado ordenó a los agentes que utilizaran sus armas de fuego contra los huelguistas. Kiszczak lo niega y asegura que prohibió taxativamente a los antidisturbios disparar contra los huelguistas. Asevera que quienes utilizaron sus armas desobedecieron las órdenes de sus superiores, o bien lo hicieron por “autodefensa”.

Los crímenes del pasado

El general Kiszczak ha sido procesado cinco veces por delitos cometidos durante la etapa comunista. La última vez que compareció ante los jueces fue el 12 de enero, cuando un tribunal de Varsovia lo condenó a dos años de prisión sin cumplimiento de pena. El juez consideró probado que el militar y otros altos dignatarios del régimen comunista actuaron como “una banda organizada” y “criminal” al declarar la ley marcial.

La sentencia destacó que las detenciones masivas llevadas a cabo en diciembre de 1981 fueron dirigidas por el propio Kiszczak y que el jefe del autogolpe era el general Wojciech Jaruzelski. “Este veredicto ha entrado en la historia”, señaló el diario conservador Rzeczpospolita.

El antiguo opositor Krzysztof Burnetko, ahora periodista en el semanario de izquierda Polityka, recalcó: “Tenemos que acordarnos de los crímenes de la ley marcial y de sus consecuencias trágicas, pero no debemos olvidar que sus protagonistas desempeñaron un papel importante” en la transición pacífica hacia la democracia.

El propio Jaruzelski pactó con la oposición el cambio pacífico en 1989, que adoptó un modelo de transición copiado del español. En 1989, los comunistas reformistas y la oposición democrática pactaron una salida dialogada a más de cuatro décadas de dictadura, lo que evitó un enfrentamiento civil y facilitó también la reconversión democrática de la nomenclatura prosoviética.


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