Cuando con Cecilia vivíamos en Buenos Aires, unos de nuestros ritos en verano, al volver de trabajar, era pasar por la heladería de Kyriakos. Nos pedíamos ¼ kg. de helado para cada uno, y nos volvíamos a casa tan contentos.
Todo esto viene a cuento porque me sorprendió la heladería PopBar, en la Gran Manzana, por 2 razones. 1. El producto es artesanal y con ingredientes naturales como frutas y yogurt, y 2. No sabía que en New York no existía el helado de palito! Parece ser que estos dos iluminados que abrieron la tienda, un italiano y un alemán, vieron esa falta y con un par de meses funcionando, ya venden unos 800 helados al día.
Bien al estilo americano, los helados se adaptan a cualquier paladar. Primero elegimos una base de sabor, luego le adherimos un crocante, que pueden ser pistachos, galletas, almendras, etc. y cerramos con un buen baño de chocolate. Se ven increíbles y más sufriendo unos 30º, pero yo sigo extrañando a Kyriakos.
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