Han sido quince días negros y me planteo si voy al médico ¡porque lo he pasado de muerte! Estas cosas suelo hacerlas cuando estoy de estrictas vacaciones. Pero este año...tardan tánto en llegar, nos las están poniendo tan largas, tan cuesta arriba los que "gobiernan" en Berlin, en Bruselas, en Madrid y en Barcelona...que me dije "empieza a ponerte algún tráiler, caramba!".Y sí: han sido quince días llenos de muertes, crueles asesinatos, escenas de vudú escalofriantes, suicidios voluntarios (qué pleonasmo...: pero quienes hayan leído lo mismo que yo lo entenderán!), suicidios inducidos, juguetes muertos, muñecas rotas. Demasiado joven muerto. Quince días negros y duros en Barcelona. Voy a empezar la historia por el final. Toni Hill, El verano de los juguetes muertos, Barcelona, Random House Mondadori, 2011. No sé si lo es, pero Toni Hill se merece el honor y el placer del seudónimo. El libro huele a la Barcelona escenario de los crímenes más sórdidos, de las historias más ocultas, de las venganzas más amargas. La Barcelona de los pijos frente a la de los emigrantes. La Barcelona de unos reivindicados Mossos (para mí, es la primera vez que un inspector de los Mossos, Héctor Salgado, llega a la categoría de estrella de la novela negra: a su joven autor le tendrán que dar algún día la Creu de Sant Jordi...), tan activos y astutos como humanos y vulnerables, vuelve con una fuerza casi carvalhiana. Por "desgracia", sus protagonistas sólo beben combinados y cafés. No hay aquí recetas ni vinos...Una pena.
La trama cambia de escenario, pero la historia suena muy parecida. Estamos en Atenas y Petros Márkaris, en Suicidio perfecto, Tusquets Editores, Barcelona, 2012, nos mete en un pegajoso (sus asientos son de escai), caluroso y andrajoso Mirafiori para que nuestro amado Kostas Jaritos nos conduzca (paso a paso, es imposible perderse en Atenas con sus indicaciones) a la resolución de otros tres suicidios inducidos. Jaritos, como Salgado, hace una investigación extraoficial, y el juego que da esa vida casi al borde de la hoja de servicios (ambos quedan a un tris de que les echen de sus puestos) es enorme. Como suele suceder en estos casos, su resolución no aporta la felicidad. Ni mucho menos. La negritud de estas novelas no está tan sólo en sus muertes. Sus protagonistas se nos hacen mayores y no están para milongas, aunque siempre nos queden los tomates rellenos y las hojas de parra para una redención eterna. Exactamente allí encontramos a nuestro admirado Salvo Montalbano, en la renovada, soprendente L'edat del dubte de Andrea Camilleri, Edicions 62, Barcelona, 2012 (por cierto, un aplauso para la traducción de Vidal). La sorpresa, el azar le ponen ante sus narices un caso por completo inesperado. La rutina, aunque persiste (sus almuerzos en Enzo, sus paseos hasta el puerto en función de la digestión necesaria), salta en mil pedazos, y entre Vigàta (Porto Empedocle), Montelusa (Ragusa) y la Marina di Vigàta (Donnalucata), surge con tanta fuerza como los salmonetes (sin duda, el otro gran protagonista de la novela) la figura del fantasma de la edad: la teniente Belladonna. Qué mal termina todo.
Tan mal que cuando cierro la tercera novela y voy a la nevera a por uno de esos blancos frescos sicilianos que tanto gustan a Montalbano (carricante, grecanico quizás...Camilleri nos deja con las dudas) y a la teniente, topo con la dura realidad. Ni una sola botella de blanco siciliano para mi restitución...desesperado por aliviar mis penas en este negro, duro, julio barcelonés, escudriño mi mapa sentimental: Ragusa (Montelusa) está apenas a 25 km de Vittoria (Vittoria), en el corazón del sureste siciliano. Aunque Salvo no suela beber tintos, ¿no le apetecería tomar un buen frappato di Vittoria? ¡Y ahí sí! Giusto Occhipinti y Giambattista Cilia sonrien desde la esquina de su portentoso, fino, delicado COS Frappato 2010. Quince días duros, intensos, de lectura desenfrenada y de paseo por la parte más oscura del Mediterráneo merecían un final como éste. Cilia Occhipinti Strano en los orígenes. COS, llamada a revolucionar desde las raíces el vino en Sicilia. Uno de los primeros en volver a la biodinámica para devolver a la tierra el equilibrio, y a sus vinos, un frescor (por latitud) inusitado. Los pimeros (desde la marcha de los Cartagineses de la isla: ¡yo sé quién ha probado esas ánforas!) en volver a las vasijas de barro para la fermentación y reposo de sus vinos (Cerasuolo di Vittoria, IGT Frappato, Nero d'Avola, pero también Pithos, blanco de Grecanico, etc.). Los primeros en la isla en atreverse con una DOCG. La uva de este COS Frappato procede de los pueblos de Bastonaca y Fontane, de suelos arenosos, con cal y sílice mezclados con arcillas frescas. 250 msnm. Fementación en cemento vitirificado y doce meses de reposo. 12,5% para beber fresco (sobre los 15ºC). Color de zumo de granado. Perfumado. Fresco. Fragante. Barro y pedernal. Cereza. Laurel seco. Romero. Clavo. Pimienta negra. Es un vino tan fácil y agradable de beber. Seco y jugoso al mismo tiempo, con taninos pequeños pero agradecidos.
Me recuerda a las mujeres que han iluminado estas tres excelentes novelas negras: Regina Ballester, la madre de Gina, antes de la muerte de su hija. Laura Belladonna, la teniente que fue todo y nada para Montalbano en el suspiro de una novela. Kula, o la revindicación del talento juvenil. Occhipinti y Cilia son un trasunto de Sicilia, como Montalbano lo es de Carvalho, MVM, Camilleri y, también, Sicilia. Jaritos lo es del Ática y Salgado está a medio camino entre la Barceloneta y la Boca. Ya sabéis por qué, hoy, COS Frappato 2010. Me interesan los que me hablan de una tierra. Occhipinti, Cilia, COS lo hace con sus vinos. Camilleri, Márkaris y Hill con sus personajes. Está resultando un buen tráiler, éste. Y me alegra que Barcelona se reivindique, gracias a Hill, como escenario de este tipo de novelas. Dónde andará, ahora mismo, David Serafín...
Los vinos de COS se pueden comprar ahora en la Enoteca d'Italia. Las novelas, en cualquier librería.