Curioso incansable como es, Nacho Bueno descubre en la página 118 del Manual del buen catador, anexo en la Guía Peñin 2011, que las expresiones “vino artesano” y “este vino es natural, no tiene química” están “demodé” es decir pasadas de moda.
La noticia me llegó creo que antes que Nacho la publicara. Todos los amigos incluyendo al autor me enviaron el enlace al post. Al principio sonreí sin darle especial importancia, en una combinación tal vez de pereza y aburrimiento (no por el post de Nacho sino por la observación de Peñín). Pero hoy, que dediqué mis dos primeras horas de vigilia a leer a Terry Theise, uno de los importadores de vino artesano a los EEUU más respetados, me di cuenta que hay cosas que no se pueden dejar pasar.
Me pregunto porqué Peñín afirma esto. ¿Por qué? Acude a mi razón alguna que otra respuesta. Una es el despecho porque alguien le pasó el enlace del mapa de vino artesano y se sintió amenazado. Otra es simple y sencillamente falta de información y dudas razonables sobre el propio criterio.
Tu paladar te pertenece, susurra firme Terry Theise desde Reading between the wines, un contenido infinitamente más valioso que muchas guías de vinos. Y dedica la primera parte a demostrar por la vía sensible cuáles han sido los criterios por los que él formó el suyo. Le gustan los vinos hechos por un vigneron que trabaja con variedades autóctonas que él mismo cultiva y que no agrega en todo el proceso de creación del vino, ningún tipo de agente químico externo, ni en el viñedo ni en la bodega. El vino auténtico para Theise es aquel que está hecho por aquel que siente el orgullo por su profesión y su creación: The pride these people feel is a craftsman’s pride in work well done.
El concepto de artesano ha sido recuperado por la sociología, la antropología y otras ciencias sociales, justamente para demostrar las consecuencias que tanto a nivel individual como colectivo, tienen las estructuras y los procesos de producción estandarizados, que anulan al individuo en su condición humana en particular y lo reducen a un número en la seguridad social.
El sociólogo inglés Richard Sennett, cuyo libro El artesano publicó en español Anagrama, viene trabajando desde hace tiempo este concepto destacando la importancia social y por tanto económica de la mentalidad y las prácticas artesanas. No hay nada mejor para un ser humano que sentir orgullo por lo que hace y su resultado. Así como no hay nada más devastador que el aniquilamiento del amor propio, cuyas consecuencias podemos notar en estos tiempos de avasallamiento del ciudadano frente al corporativismo empresarial encaramado en las estructuras políticas de poder.
Sé que a Peñín no se le pasó ni la mitad de lo que estoy escribiendo cuando soltó la frivolidad de que lo artesano está demodé. Lo que debería pasar a estar demodé cuanto antes es la pedantería iletrada, la prepotencia de la decadencia, la estandarización de la vida cotidiana, la falta de respeto por el ser humano que concurre al mercado a elegir, supuestamente.
La reivindicación del concepto artesano es un grito de guerra político, ciudadano, que va más allá de cómo te guste el vino. Es un llamado a la desaceleración y la sensatez, a la reflexión culta y elevada. Y me sumo al reclamo de Theise, Go on, call me opinionated! I accept it. But also call me a man who stands for something.
Fuente: Observatorio de vino
¿Por qué Peñín considera demodé la expresión “vino artesano”?