Para muchas personas, la llegada de la primavera viene cargada de incómodas alergias estacionales, así como de un aumento en la frecuencia de crisis asmáticas bronquiales. En la mayoría de estos casos, el único recurso conocido es el uso de fármacos broncodilatadores e incluso, en último lugar, la aplicación de inhaladores a base de corticoides artificiales.
Pero nosotros, dentro de la Medicina Natural, disponemos de un buen amplio abanico de complementos y plantas que nos pueden servir de gran ayuda tanto en la prevención como en el proceso paliativo de los brotes alérgicos.
Si se trata de un asma bronquial, deberíamos en primer lugar reconocer sus dos componentes:
* Infeccioso
* Alérgico
Componente infeccioso
Centrándonos en el componente infeccioso, la tríada formada es la siguiente:
* Entrada del germen (infección)
* Hiperreacción inmune (proceso alérgico)
* Afectación del terreno individual de cada paciente (origen)
Nosotros hemos de centrarnos en el tratamiento base de la tríada -es decir, el punto terreno- y no en los síntomas de la infección, como son el exceso de producción de mucosidad ante la entrada del germen o la broncoconstricción de los alveolos que se produce como consecuencia.
Lo que debemos hacer es mejorar la integridad de las mucosas, ya que en ellas es donde se produce dicho exceso de respuesta ante ciertos gérmenes no reconocidos correctamente por nuestro organismo.
Para ello, necesitamos aumentar la ingesta de alimentos con alto contenido en provitamina A, como es el tratamiento preventivo de beta-carotenos a base de zumos de zanahoria. O bien, ya en casos de disfonía puntual, complementar con dosis más altas de vitamina A.
Otra manera de favorecer el estado de las mucosas es aumentando la barrera infecciosa mediante la suplementación con probióticos, que ayudan a potenciar la formación de Inmunoglobulinas A, encargadas de la defensa.
Y, por último, el aminoácido L-Glutamina mejorará las paredes de nuestro intestino delgado, lugar prioritario de residencia de toda nuestra respuesta inmunológica.
Por otro lado, no podemos olvidarnos del componente inmune, ya que éste puede encontrarse deprimido y es, en muchos casos, la causa clave de todo el proceso alérgico.
Para ello, acudimos a los hongos inmunorreguladores. Entre los distintos tipos, los que cuentan con evidencia científica correctamente demostrada en humanos para este fin son el Shiitake, el Maitake y la Cola de pavo. Los tres logran una notable disminución en el número de infecciones.
También tenemos a los llamados adaptógenos, encargados de regular la producción de cortisol por nuestras glándulas suprarrenales. Los más conocidos son el Ginseng rojo coreano, el Eleuterococo o Ginseng siberiano, la Rhodiola y el Astrágalo. Todos ellos ayudarían a mejorar la acción de nuestro sistema inmunológico a título preventivo de las crisis.
Cuando ya no hablamos de prevención sino que se produce toda la cascada de la sintomatología producto de la infección, entonces debemos acudir a los inhibidores de la difusión del germen.
En tal caso, si la localización de los síntomas es en el árbol otorrinolaringólogo, optaremos por la oligoterapia mediante el Gluconato de Cobre. Una toma sublingual de 2 ml ya logra una notable mejoría y, en todo caso, se puede repetir la toma cada 4 horas hasta lograr erradicar los síntomas.
En cambio, si la infección se sitúa en la faringe, escogeremos la Echinacea en extracto estandarizado, a dosis doble la primera caja y una segunda caja de mantenimiento durante alrededor de 7 o 10 días.
Componente alérgico
Delante un sistema inmune hiperactivado, hemos de tratar el componente alérgico de la enfermedad. La primera de las opciones serían las llamadas vacunas intestinales, que también se presentan en formatos vía oral, para conseguir poco a poco una desensibilización de nuestra respuesta inmune ante el alérgeno concreto.
Así mismo, la indicación de calostros aumenta el aprendizaje del sistema, con la consiguiente disminución en la sintomatología ante la entrada de patógenos.
Otro gran suplemento en estos procesos es la Pantetina, una forma especial de Vitamina B5, ya que actúa de reguladora en la hiper respuesta alérgica.
También la Vitamina C es otro gran antihistamínico, más aún si va unida a Bioflavonoides y Quercetina, que potencian sus efectos. Por su lado, los Omega 3 disminuyen la respuesta inflamatoria, con la correspondiente bajada en la frecuencia de crisis durante los cambios estacionales como la primavera.
Dentro de la fitoterapia, las plantas como el Grosellero Negro, la Alcaravea o el Sol de Oro, también llamada Helicriso o Siempreviva, actúan de corticoides naturales aumentando la producción de nuestro propio cortisol endógeno por parte de las suprarrenales. Esta función también la posee la Yuca, a modo de estimulador glandular.
Las infusiones regulares de Hierba Luisa, Gordolobo y Llantén Mayor actúan a modo preventivo como antihistamínicos.
La Fumaria por su parte sería otra opción a tener en cuenta, ya que ademas de relajar la musculatura lisa de nuestro entramado bronquial actúa también como drenador hepático, órgano base del estado de salud general de todo nuestro organismo.
Otras opciones broncodilatadoras ante el desarrollo de las crisis serían la Biznaga o la Grindelia, las cuales consiguen un aumento de la dilatación del bronquio para así aumentar la luz bronquial.
Y como preventivos del broncoespasmo, no ya como paliativos, tendríamos al Desmodium, ya que inhibe la respuesta espasmódica de contracción mucular.
Otras plantas como la Boswellia, procedente de la Medicina Ayurvédica, consiguen una disminución de la inflamación similar a la de los antiinflamatorios no esteroideos (AINES).
Para tratar el edema y sus respectivos síntomas -sinusitis, rinitis, obstrucción nasal…- acudiríamos a los lavados nasales con agua y sal o, mejor aún, con suero salino de agua de mar, mediante el uso de una lota adecuada.
Al mismo tiempo, deberíamos suplementar con enzimas proteolíticas para inhibir la evolución del proceso edematoso. Para ello, dentro del mundo vegetal tenemos la Bromelina procedente de la piña o la Papaína de la papaya.
Aunque también existen otras muchas enzimas de origen animal con estas funciones, como son la Pancreatina, Quimotripsina y diferentes tipos de Amilasas o de Lipasas.
También hemos de añadir que tanto en las conjuntivitis como en las rinitis vasomotoras resulta de gran ayuda el Hamamelis en gotas glicerinadas (no alcohólicas) de forma tópica.
Ya dentro del campo de la Homeopatía, podemos acudir a la desensibilización de los diferentes alérgenos específicos; como puede ser el Polen a la 15CH, o bien los ácaros del polvo de nuestra casa dinamizados, o el pelo de nuestro gato.
También tenemos la alternativa de usarla a modo de reguladora en la producción de histamina mediante el remedio Histaminum a la 7 o 15CH.
A parte, otras ayudas complementarias que mejoran la respuesta en estos pacientes es la colocación de una lámpara de sal o de un ionizador eléctrico en aquella habitación donde la persona pase más su tiempo a lo largo del día.
De esta manera, neutralizamos el exceso de iones perjudiciales para nuestra salud derivados del uso de aparatos eléctricos como ordenadores, teléfonos móviles, televisión… Y mejoramos por tanto la función respiratoria general.
La práctica regular de algún deporte aeróbico, a modo de fisioterapia respiratoria, como es la natación, resulta un gran complemento natural. Ya que es la mejor gimnasia que pueden realizar nuestros pulmones para lograr una adecuada educación de la respiración.
Por otro lado, hemos de destacar que también la dieta juega aquí un papel importante. Ya que se ha demostrado que el consumo abundante de verduras, cereales sin gluten, frutas y ciertas legumbres disminuye la producción de mucosidad, más aún si alrededor del 80% de estos alimentos son crudos mediante ensaladas, chucrut, germinados, zumos naturales y una correcta hidratación bebiendo alrededor de 2 litros de agua al día.
En el extremo opuesto los lácteos en primer lugar, seguidos del resto de alimentos de origen animal, los refinados y el abuso de azúcares simples, aumentarían la supuración en el paciente respiratorio y con ella el desarrollo de toda su incómoda sintomatología.
A todo eso deberíamos sumar un buen control en el uso de la sal dietética, ya que provoca un gran aumento en la formación de edemas, porque retiene líquidos a la vez que provoca una pérdida de potasio.
También deberían evitarse ciertos aditivos alimentarios como la tartrazina, o colorante amarillo artificial, y los silicilatos presenten tanto en conservas como en algunos fármacos.
Así mismo, sería adecuado realizar un registro individual de alimentos, para poder localizar los posibles alérgenos. Dentro de este grupo los frutos secos son de los más frecuentes, pero existe una gran diversidad al respecto.
Centrándonos en las alergias de tipo alimentario que cursan con migrañas constantes, resulta de gran utilidad la complementación con el enzima encargado de degradar la histamina, que es la llamada Diamino Oxidasa o DAO.
De esta manera, al disminuir los niveles excesivos de histaminosis, lograríamos erradicar la migraña consecuente.
De esta sencilla manera, teniendo presente una serie de consejos naturales, podremos hacer frente a la primavera llenos de salud y conservando al máximo nuestra calidad de vida.
En definitiva, estaremos libres para disfrutar del amplio surtido de luminosos colores que nos ofrece por estas fechas la naturaleza.
Belén GARCÍA LÓPEZ
Diplomada en Fisioterapia
Postgrado en Neurología
Graduada en Naturopatía
Homeópata
Nutricionista Experta en Macrobiótica