Hace pocas semanas se cumplía un año de mi regreso a España, tras casi diez años viviendo y trabajando en México. Los «culpables», mis amigos y colegas de la red OPTIMA LAB. Y muy especialmente José Miguel Bolívar, con quien me reuní en persona por primera vez allá por 2010, pero al que ya conocía virtualmente desde antes incluso de que naciera este blog, cuando empecé a leer sus posts en Óptima Infinito. ¡Quién me iba a decir entonces lo que terminaríamos haciendo juntos!
La razón principal detrás de la decisión de venir a vivir a España era doble. Por un lado, seguir desarrollando mi actividad como formador y facilitador en un mercado como el español, que poco a poco empezaba a mostrar claros signos de entender la importancia de la efectividad personal y organizativa en la competitividad de las organizaciones modernas. Por otro lado, me atraía muchísimo la idea de tener cerca a auténticos maestros de la efectividad, como el mismo José Miguel, David Sánchez, Antonio José Masiá, Paz Garde o Jesús Serrano. Lo que jamás soñé fue tener una oportunidad de desarrollo profesional y personal como la que me brindó José Miguel apenas un mes y medio después de haber aterrizado en Madrid.
La oportunidad consistía en nada menos que responsabilizarme de todos los aspectos académicos de la formación oficial de GTD®, la metodología de productividad personal de David Allen, para su distribución en España. Un proyecto que daba inició el 19 de junio del año pasado, y que tras mi formación como Master Trainer en Ámsterdam, el pasado 17 de junio ha completado su último hito en Bilbao: primer curso de formación GTD oficial en España realizado con éxito.
Llegar hasta aquí no ha sido fácil, y ha requerido no sólo mi esfuerzo, sino también el intenso trabajo de todos mis colegas de la red durante los últimos 12 meses. Sin ellos, este primer taller, y los que ya están programados para los próximos meses, probablemente no hubieran sido posibles.
Convertirme en la cabeza visible de la David Allen Company Academy (DACA) en España supone una gran responsabilidad y un gran compromiso, especialmente con la calidad, a tres niveles distintos. En primer lugar, como es obvio, es necesario asegurar la calidad pedagógica, lo que me ha tenido bastante ocupado traduciendo personalmente las presentaciones oficiales, asegurando que el doblaje de los vídeos utilizados en los cursos mantuvieran la corrección y calidad técnica de los originales, y auditando las traducciones de todos los materiales oficiales, un trabajo ingente que no sé si hubiera estado a tiempo de no ser por el compromiso demostrado por José Miguel y David con su dedicación.
El segundo aspecto de mi trabajo como responsable académico es asegurar la calidad del «delivery» o realización de los cursos. La David Allen Company (DAC) es una organización con presencia mundial, que inició su andadura hace ya algunos años con el mismísimo David Allen a la cabeza, por lo que es natural que se quiera asegurar unos altos estándares para todos los formadores antes de hacer «delivery» de los productos oficiales. Por eso, para que la DAC te certifique como Trainer, además de demostrar un sólido conocimiento de la metodología y de superar auditorías de tu sistema, tienes también que demostrar tus competencias como formador en aula.
Tengo que reconocer que, desde el inicio del programa de certificación, nunca me preocupó tener que demostrar mis conocimientos sobre GTD, o que un Senior Master Trainer tuviera que auditar mi sistema. Desde hace tiempo me considero un practicante solvente de GTD –aunque es verdad que uno nunca deja de aprender. Por otro lado, las lecturas regulares de los libros de Allen, y los más de 400 posts que ya tengo publicados en este blog, me han permitido adquirir una sólida base conceptual de la metodología. Sin embargo, ofrecer una experiencia de calidad durante los cursos es algo que va más allá de lo que se puede aprender leyendo los libros o practicando GTD. Por eso, lo que verdaderamente me tenía un poco preocupado era el asunto de las competencias formativas.
Efectivamente, una de las dificultades más grandes a la hora de enseñar GTD a personas que nunca han oído hablar de GTD es presentar la metodología con el suficiente nivel de detalle como para que resulte útil, pero no con tanto detalle como para agobiar a los alumnos –algo que puede suceder muy fácilmente. Es necesario crear conciencia de los problemas que hay que enfrentar, al mismo tiempo que se genera la motivación e ilusión suficientes como para impulsar el cambio. En este sentido, haber trabajado en red durante meses con mis colegas de OPTIMA LAB, compartiendo experiencias, y con especial enfoque en el desarrollo de competencias para la formación en efectividad, ha demostrado ser invaluable. Gracias a ello puedo presumir, en este primer «round» como Trainer, de haber sido evaluado con un promedio de 10 sobre 10 como formador, y de que los alumnos afirmen que recomendarían los cursos oficiales de GTD con una probabilidad del 98%. Unos resultados que son el mejor premio posible al duro trabajo realizado por todos.
Finalmente, como Master Trainer, también debo garantizar los máximos estándares de calidad de los formadores para la distribución en España. Por eso, mi próximo objetivo es que todos los nodos de OPTIMA LAB estén en disposición de hacer formación oficial de GTD lo antes posible, lo que implicará evaluar conocimientos, auditar sistemas, hacer sesiones de coaching, hacer formación para formadores, compartir mejores prácticas y, llegado el momento, certificarlos ante la DAC. Mi agenda de «delivery» ya está llena hasta noviembre, así que los próximos meses prometen ser muy intensos y emocionantes. Por suerte, conociendo como conozco el nivel de compromiso que son capaces de desplegar siempre mis colegas de OPTIMA LAB, estoy convencido de que muy pronto tendremos nuevos Trainers oficiales de GTD en España, y podrán echarme una mano con la fuerte demanda que ya estamos percibiendo.
Esto no ha hecho más que empezar. Como reza nuestro lema de red, «aún está todo por hacer». Y lejos de suponer una fuente de agobio, para mí —y estoy seguro que también para mis colegas y amigos de OPTIMA LAB—, el trabajo pendiente supone un reto, la ilusión por seguir haciendo bien las cosas que consideramos correctas. Una oportunidad de continuar siendo efectivos, aportando a la sociedad nuestro granito de arena para que personas y organizaciones consigan sus objetivos más fácilmente. ¡Nos vemos en el aula! ;)