Pocos alimentos de una cocina sana son tan beneficiosos para la salud como comerse una zanahoria cruda y sin pelarla, pero muy bien lavada. Puesto que al masticarla limpia la dentadura, desarrolla los músculos de la mandíbula y estimula la secreción de saliva que ayuda mucho a la digestión.
Una de las propiedades de la zanahoria es su contenido en la sustancia betacarotena que es el causante del intenso color que tiene la zanahoria, al ponerse en contacto con el organismo se convierte en vitamina A que es un gran antioxidante, y esta mantiene los tejidos del cuerpo de la degeneración causada por los radicales libres, además por su acción antioxidante es un aliado para la salud de la vista (en el nervio óptico), la piel, el pelo y las mucosas.
La zanahoria además protege contra las cardiopatías, apoplejías y canceres como el de vejiga, el de próstata, el de pulmón, de esófago, de cuello de útero, de colon o de laringe.
Las vitaminas C y E son antioxidantes que colaboran con el betacaroteno como propiedades de la zanahoria. Su fibra ayuda a controlar el colesterol, como así mismo ayuda en los problemas gástricos. Volviendo a la vitamina A, esta vez combinada con una proteína llamada opsina que hay en la retina, forma la rodopsina que es la sustancia encargada de que el ojo se adapte a la luz, así mismo mejora la visión nocturna de nuestros ojos.
En una cocina sana se puede tomar en zumos, así como licuadas que en esta forma pierden su fibra, pero mantiene sus vitaminas antioxidantes, y también se pueden comer lavadas y crudas a mordiscos, es la mejor manera de mantener todas sus propiedades intactas.
