La posibilidad de acceder a una consulta psicológica vía Internet es una modalidad de apoyo psicológico en franca expansión.
Utilizar las herramientas de Internet en una comunicación sincrónica (simultánea) o asincrónica (derivada en el tiempo) entre un individuo y un profesional de la salud, es ya una práctica consolidada que merece ser analizada .
Curiosamente, a pesar de lo que pudiera parecer, la idea de la psicoterapia”a distancia” no es nueva.
Sigmund Freud solía mantener asidua correspondencia con algunos pacientes, en aquellas ocasiones en las que consideraba que podía serles beneficioso. Hay amplia referencia a este hecho en sus escritos.
Y en los años ´60 se desarrollaron con mucho éxito, programas de asistencia telefónica para situaciones puntuales como por ejemplo, asistencia a personas en riesgo de cometer suicidio. En este sentido, es indudable la utilidad de un canal no presencial oral, tanto como sustituto ocasional de una psicoterapia presencial en una intervención en crisis- entre sesiones- o como opción en algunos casos .
Lo que hay que señalar es el impacto que la distancia establece en el encuadre psicoterapéutico si hablamos de un canal a distancia vía e-mail o Whatssapp. Lo primero que salta a la vista es que al perderse el contexto no verbal, se requieren habilidades de lectura y de expresión escrita altos, al tiempo que se pierden los dobles sentidos, los tonos de voz, etc…
Lógicamente estos obstáculos parecen resolverse cuando se trata de psicoterapia mediada por ordenadores con aplicaciones como Skype, Zoom, Hang Out o Jitsi. En estos casos las ventajas son mayores en relación a las desventajas, porque se recuperan aspectos de la meta comunicación, imprescindibles en cualquier vínculo terapéutico.
Si lo pensamos como un recurso, las ventajas son innegables en los casos en que la persona se encuentra limitada en su capacidad de movilidad por alguna discapacidad o enfermedad crónica, está inmunodeprimida o afectada por alguna enfermedad con alto riesgo de contagio , lo que limitaría sus desplazamientos; también en casos en los que se ha tenido que viajar a lugares en los que hay una distancia geográfica o de idioma para acceder a los recursos de salud mental disponibles en la zona.
Visto así, es realmente interesante para el que se encuentra en estas situaciones, saber que puede disponer de alternativas para superar los obstáculos que el medio le impone e iniciar o continuar una psicoterapia o counseling psicológico.-
En el caso de población jóven, Millenials y Centennials, el estar acostumbrados a utilizar la tecnología para comunicarse en forma habitual, convierte en accesible y fácil el recurso online.
Establecidas estas condiciones preliminares,
¿Qué temas se pueden abordar Online con alguna garantía de éxito?
Casi sin dudarlo, podemos decir que ésta modalidad de atención es útil cuando la demanda tiene que ver con, problemas en adaptarse a cambios tanto puntuales (cambio de trabajo, mudanzas de país) – como relativos a crisis evolutivas (casamiento, embarazo, adopciones, viudez, jubilación, síndrome del nido vacío).
Otros escenarios posibles incluyen, psicoterapia en casos de trastornos psicosomáticos- siempre como instancia previa a una sugerencia de psicoterapia presencial-; casos en que la persona desee encarar un cambio de hábitos hacia conductas saludables, (alimentación, ejercicio físico), tanto porque lo desee como porque un cuadro clínico lo requiere (enfermedades cardiovasculares, artritis reumatoidea, cáncer, etc..) o apoyo psicológico a enfermos crónicos o cuidadores informales de personas con dependencia que no tienen libertad de horarios.
También cuando se requiere apoyo psicológico en situaciones en la que es necesario tomar decisiones. El menú es amplio aunque no incondicional.
¿Qué temas no son o debieran no ser viables de tratar Online?,
La respuesta es contundente: todos aquellos relacionados con la presunción de la existencia de un trastorno psiquiátrico o en caso de trastornos obsesivo-compulsivos, depresión mayor, o adicciones, es decir, cuando es posible detectar en el discurso inicial de la demanda la presencia de signos y síntomas que presuponen la necesidad de un diagnóstico previo de personalidad.
También en casos en que sea imposible establecer un encuadre que asegure privacidad, por ejemplo si el consultante accede desde un lugar público o rodeado de gente, familiares o no.
Las reglas del encuadre se plantean al comienzo y, como sucede en la psicoterapia presencial, es el diálogo inicial el que le permitirá al psicoterapeuta concluir si la vía Online es una posibilidad viable o no. Es decir, que la formación, el know how del psicoterapeuta, su solidez y experiencia profesional son las claves para conducir una experiencia exitosa, siempre sobre las bases de un imprescindible marco ético.
La ciberterapia es un campo de investigación amplio y aún repleto de interrogantes. No sólo desde sus posibilidades de aplicación, sino desde la validación de plataformas virtuales , apps de salud mental, etc.
Y es que no todo sirve para lo que dice servir…..
Algunas preguntas que debiera hacerse quién está pensando en acceder a una consulta psicológica Online:
¿Es esta herramienta útil para mí?
Hacer una consulta Online siempre será útil, si el que la responde es un profesional universitario en ciencias de la salud: psicólogo, psiquiatra, con título habilitante y colegiado o con licencia profesional para la región en la que reside. Es importante chequear esa información. Este punto discrimina claramente entre las plataformas y paginas web profesionales y las apps de salud/salud mental, que suelen ser anónimas.
Es fundamental también poner en valor el recurso “psicoterapia” en un mundo en el que la tecnología cada vez ocupa más espacio en nuestras rutinas. En términos generales, se beneficiará más aquel que haya estado en terapia y que ahora necesite abrir un nuevo proceso pero su terapeuta no está en su zona o hay algún impedimento físico y está acostumbrado a usar las redes sociales.
Pero, ¿Por qué privarse de esa posibilidad si la situación es diferente? En el caso de alguien que nunca ha hecho una consulta, acceder a un Tú a Tú con un profesional es sencillo y puede abrir la puerta a otras opciones. En este blog muchas veces hay comentarios de personas que claramente están buscando una orientación. ¿Y si transformamos ese mensaje en una botella en una consulta Online?.
¿Cómo voy a pagar por este servicio?
Actualmente, los seguros de salud no cubren las prácticas psicoterapeuticas virtuales. Seguramente el profesional te indicará el precio y te dará opciones para pagar, generalmente por sistemas como PayPal, tarjetas de crédito o débito o transferencias bancarias. Puedes exigir tu factura para luego presentarla a tu sistema de salud, en caso de que acepte reintegros.
Soy un psicoterapeuta, ¿Qué temas NO debiera tratar Online?,
La respuesta es contundente: todos aquellos relacionados con la presunción de la existencia de un trastorno psiquiátrico o en caso de trastornos obsesivo-compulsivos, depresión mayor, o adicciones, es decir, cuando es posible detectar en el discurso inicial de la demanda la presencia de signos y síntomas que presuponen la necesidad de un diagnóstico previo de personalidad.
También en casos en que sea imposible establecer un encuadre que asegure privacidad, por ejemplo si el consultante accede desde un lugar público o rodeado de gente, familiares o no.
Hay que poner la lupa en el impacto que ésta alternativa tiene en los profesionales, tanto en lo referente a su práctica como a la teoría que la sustenta. Históricamente ha sido la orientación cognitivo-conductual la que más se ha adaptado a esta modalidad de trabajo. También los profesionales del counseling y el coaching han abordado sin complejos estos nuevos retos.
El marco teórico no debiera ser un obstáculo a la hora de incorporar opciones, si la situación lo requiere y la demanda del paciente lo permite. Personalmente, defiendo la idea de que un marco teórico es una forma de construir un universo que nos permite pensar, pero que el objetivo final siempre es que el otro piense su situación desde otro punto de vista, nunca puede ser un espacio que cierre la capacidad de preguntar o que coarte la curiosidad por lo nuevo.
En la Ciberterapia, se trata de un intervención que incluye un diagnóstico de la situación planteada para decidir si es viable la opción Online según los límites ya señalados y nunca en casos en que se pueda elegir la modalidad presencial como primera opción. Por ejemplo, si la demanda es acerca de un trastorno de ansiedad con agorafobia, sabemos que el objetivo es que esa persona se pueda desplazar hasta la consulta, pero si solo puede conectarse para pedir ayuda, quizás es lo más que puede hacer en ese momento y bienvenido sea, si podemos transmitir que el objetivo final será el que salga a buscar esa ayuda en forma presencial.-
¿Cuál es el futuro de la psicoterapia online? Es muy probable que evolucione hacia una consolidación como alternativa ligada a las redes sociales verticales: comunidades de usuarios, grupos de pacientes para situaciones y demandas puntuales. El mundo Online brinda a los psicólogos, por primera vez, la oportunidad de acercar la psicología de la salud a la psicología clínica. Es un desafío como lo es cualquier cambio de paradigma pero el NO ya lo tenemos y el SI está por construirse.
Resumiendo:
Las ventajas de psicoterapia Online son:
- Accesibilidad
- Flexibilidad horaria
- Ahorro en el traslado físico
- Registros: el poder escribir como una opción más, ayuda a aquellos pacientes con dificultades en verbalizar sus ideas
- Posibilidad de mantener el contacto con el psicoterapeuta a pesar de los desplazamientos
Las desventajas son:
- No es efectiva ni validada para todos los casos
- Es más difícil establecer un clima de confianza en consultas iniciales, por eso funciona mejor en consultas de orientación que no involucren la necesidad de la continuidad de la psicoterapia en lo inmediato.
En la Sociedad Red puede y debe haber un lugar legítimo para la salud mental; este lugar requiere recuperar el espíritu de investigación, el interés por desplazar los límites de nuestro trabajo y la humildad de reconocer que algunas preguntas y respuestas clásicas han caducado.
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