Va y viene, nos da y nos quita, nos provoca, nos alegra, nos desestabiliza, nos anula y nos vitaliza. Descubrimiento, atracción, pasión, melancolía y soledad son los cinco pilares en los que se sustenta el amor y también el documental que nos ocupa. Es el principal motor de vida en el ser humano, un amor cuyos efectos y sensaciones nos transmite con inaudita desnudez y crudeza el "True Love" de Ion de Sosa, una pieza que coquetea de forma estimulante con lo experimental y cuyo insólito poderío emerge a través de la potencia evocativa de imágenes traducidas en sentimientos. Es "True Love," el amor como la vida misma.
Ion vivía en Berlín. Ion vivía con su novia Marta. Ion tenía dos cámaras, una de 16 mm y otra de vídeo. Y Ion, con ellas, retrataba su pequeño universo: su cuarto, sus compañeros de piso, su novia, un bar, sus tatuajes, y muchas calles. Hasta que un día, Marta dejó a Ion. Los mismos espacios, pero sin ella, la misma casa, ahora vacía.
El objetivo de "True love" no es contarnos una historia ni tampoco retratarnos a sus protagonistas. Partiendo de una irreprochable honestidad en su planteamiento, la atractiva ópera prima del realizador vasco afincado en Berlín solo pretende plasmar en imágenes un sentimiento tan abstracto e inclasificable como básico en el ser humano, y por descontado que lo logra. Valiéndose únicamente de su cámara 16 mm y del (no) sonido De Sosa crea atmósferas tan contradictorias como las crea el propio amor. Un sentimiento tan vital y pasional como apático y austero. Un sentimiento de dos caras para un admirable documental, tambien, de dos caras. Alegría y tristeza confluyen así en un excelente retrato sentimental digno de admiración.
Os dejamos con su tráiler, la película ya sabéis, en el Festival Punto de Vista de Pamplona, una insólita mirada al documental que nunca debemos 'perder de vista'.