Eso es lo que me decía esta tarde en la playa de Bañugues. Qué bonito, como presta el paso primaveral de limícolas, verlos volar de un lado a otro, a pocos metros de ti, casi ajenos a tu presencia, alimentándose sin parar ante el largo camino que aun les queda, qué guapos están en plumaje nupcial. Qué bonito.
El rey de la tarde fue sin duda el correlimos tridáctilo Calidris alba, nada menos que un total de 88 aves en la playa, el mayor número que he visto nunca y quizá uno de los mayores conteos en Asturias.
Ahí estaban los mazaricos, formando un bando compacto, comiendo sin parar, de dos en dos, de cuatro en cuatro o todos en mogollón...
Aunque a algunos incluso les daba tiempo de echar una cabezadita, el tiempo apremia, hay que llegar cuanto antes a las zonas de cría, y volar tanto tiempo y tanta distancia cansa mucho...
Junto a los correlimos tridáctilos, el bando que pude ver hoy en la playa comprendía un buen número de correlimos comunes Calidris alpina, unos 75, y ya muchos menos chorlitejos grandes Charadrius hiaticula, de los que contabilicé 17.
Los correlimos comunes como los tridáctilos, picando en la arena sin cesar...
En esta época es cuando mejor se pueden diferenciar los ejemplares de la subs. arctica, que cría en Groenlandia, más pequeña que las otras y que supone un pequeño porcentaje de los bandos en paso prenupcial. Por ejemplo en este grupo el ejemplar que abre las alas, y el segundo de los correlimos empezando por la derecha, tienen una pinta terrible de ser de esta subespecie.
Los chorlitejos, por su parte, están que lo rompen en plumaje nupcial, preciosos, con el pico anaranjado a más no poder...
Había otras especies, pero mucho más escasas. Las 4 agujas colipintas sedimentadas, 5 chorlitos grises, 1 archibebe común y 4 vuelvepiedras, entre ellos el de la siguiente foto.
En resumen, una buena tarde, de esas que quedan para el recuerdo...