A ver hijo, ¿qué has preguntado hoy?
¿Qué preguntas has hecho tu hoy y qué te han aportado las respuestas a las mismas?
Otra cuestión al respecto, ¿te has preguntado qué has hecho hoy, o sea, qué has aportado a tus sueños y a otras personas?
Seguro que alguna vez te has preguntado cómo sería tu vida por ejemplo si fueras un personaje famoso, de esos que se rodean de muchísima gente, que firma autógrafos, lo conoce todo el mundo y que posee una gran fortuna. ¿Sabes que es posible que ellos en su intimidad, se pregunten cómo es una vida normal en la que no le persiguen las cámaras, en la que es uno o una más de la clase y en el trabajo?
La vida es un sin fin de cuestiones, pero de eso se trata, de ser capaz de reflexionar a través de ellas para ampliar el ámbito de pensamiento, para aprender, para descubrir cosas nuevas, nutrirnos de distintas informaciones, opiniones y sentimientos de otras personas.
Con esto de internet, lo que estamos hablando se hace real aunque de una manera que quizás sobrepasa los límites donde no es posible establecer una clasificación porque existe tanta información que nos abruma y no podemos dar a basto de la cantidad, así que también es importante priorizar.
Hacerse preguntas tiene varios riesgos:
1) Que no interese a otra persona/colectivo/institución porque estaríamos cuestionando algo que él, ella o ello da por supuesto. Con los problemas que podría conllevar.
2) No saber qué pregunta es la adecuada.
3) Que no obtengamos respuesta. O peor, esperemos una respuesta y obtengamos otra totalmente diferente que nos rompa los esquemas (en realidad es lo mejor)
¿Y positivo?
1) Te abre la mente
2) Te apartará de doctrinas impuestas.
3) Te convertirá en una persona realmente dispuesta a la conversación, al debate, y con ello a la posibilidad de llegar a nuevos hallazgos en cualquier ámbito.
¡Pero cuidado! Existe un enemigo de las preguntas, un antagonista a las mismas, una lacra o virus que hace que se escondan muchas preguntas que serían productivas de no existir él y que en no pocas ocasiones han sido ocultadas por su culpa, porque él provoca que las preguntas se apaguen y queden para siempre en un limbo en el que desgraciadamente mueren.
Ese enemigo es el miedo a hacerlas.
Einstein no tenía miedo. Así que tu no debes temer.